𝕷𝖆 𝖇𝖊𝖑𝖑𝖆 𝖞 𝖑𝖆 𝖇𝖊𝖘𝖙𝖎𝖆 [ᴄᴀɴᴍᴇx ᴠs ʀᴜsᴍᴇx] {𝕋𝕖𝕣𝕞𝕚𝕟𝕒𝕕𝕒}

🎆 𝓗𝓲𝓳𝓸 𝓭𝓮 𝓒𝓪𝓷𝓪𝓭𝓪 (𝓯𝓲𝓷𝓪𝓵 𝓪𝓵𝓽𝓮𝓻𝓷𝓪𝓽𝓲𝓿𝓸) 🎆

Pov Rusia

Me acerqué a la incubadora completamente seguro de que iba a ser mi hijo. Si Canadá lo ha violado antes, ¿por qué sería diferente ahora? Seguro es infértil. Pero cuando me acerqué y vi el rostro de quien se suponía que debía ser mi pequeño, no había nada en el que me caracterizara. Tenía tres franjas de colores rojo y blanco de forma vertical y el escudo de México en medio. Se me partió el corazón, el pequeño que tanto habíamos estado esperando, que tanto había estado esperando, no era mío. Las lágrimas apenas se asomaron.

El resto de la familia de México se acercó y vio al pequeño. Se lamentaron por lo bajo, nadie quería tener a nada ni a nadie que les recordara a ese desgraciado que tanto había lastimado a México. El pequeño abrió sus ojos y me vio, pero que cosas digo, el no tiene la culpa de ser el hijo de Canadá, sólo es un niño.

—Hola, pequeño —lo saludé tocando el vidrio de la incubadora—. Soy tu... Padre.

No es mi hijo, pero es de México, y yo amo a México, así que es mi hijo. Aquella nación que tanto me hacia sentir mariposas en el estómago despertó. Me acerqué a el y besé su frente.

—Hola, mi amor —lo saludé.

—¿Por qué lloras? —al parecer lo notó—. ¿Pasó algo? ¿Nuestro bebé está bien?

—Si, está muy bien... Es sólo...

—¿Qué pasa? —me dolía tanto.

El pequeño comenzó a llorar. Lo saqué de la incubadora para cargarlo. Fue justo en ese momento que México se dio cuenta de lo que pasaba.

—No... —escuché el dolor en su corazón.

La enfermera entró en ese momento y nos informo que México y el pequeño estaban sanos. Les darían de alta mañana. En cuanto salió, México rompió en llanto. El pequeño que yo estaba sosteniendo en brazos soltó un bostezo tierno y agudo. Era tan pequeño. Se lo acerqué a México.

—¡Alejalo de mi! ¡No quiero criar al hijo de ese monstruo! —siguió llorando.

No lo ha tomado para nada bien. El pequeño sintió el rechazo de su madre y también comenzó a llorar. Esta escena es tan triste. Si tan sólo el niño fuera mío, las cosas serían diferentes. Yo me haré cargo de el, aunque me duele mucho, no es su culpa ser su hijo.

—No lo quiero volver a ver... —México dijo finalmente.

Canadá si que lo dejó con muchos traumas. Dejé al pequeño en la incubadora y abracé a México. Creo que lo mejor sería dejarlo en adopción, debo estar con México, y aunque me sienta culpable por el niño, no podré cuidarlo si el lo rechaza de esa forma. Si, lo he decidido y finalmente lo daré en adopción, o posiblemente se lo de a Estados Unidos, después de todo, el es su tío.

Lo miré unos instantes. Creo que seria más feliz con Estados Unidos que con nosotros. Tendrá lo que el quiera. Es lo mejor para el.

En cuanto los dieron de alta, me llevé al pequeño en brazos a territorio Estadounidense. Allí me recibió de mala gana el gringo.

—What do you want? (¿Qué quieres?)

—I want you to raise this little baby (Quiero que cuides a este pequeño bebé) —le dije frío—. Is son of Canadá and Mexico (Es hijo de Canadá y México)

—All right, but just one month (Esta bien, pero sólo un mes)

—No, I want you to adopt him, and Mexico too (No, quiero que lo adoptes, y México también)

Me miró extrañado. Le entregué al niño y me fui de ahí. Ignoré los gritos e insultos que me soltaba y volví a Moscu donde encontré a un México muy deprimido.

—Amor —besé su mejilla—. Ya está, no te entristescas más. Está en un lugar mejor.

—No sé si la gorda capitalista sepa cuidar chamacos.

—Tu no te preocupes. El que se preocupa soy yo, ¿de acuerdo?

Besé sus labios. El quiso hacerlo, pero estaba muy triste pues sentía cómo si hubiese perdido un hijo al dar a luz. Esta vez, no hablamos del tema, era mejor evitar hablar sobre lo que había pasado. Aquel pequeño pasaría quince años sin saber quienes eran sus padres. Eso era triste, pero era mejor que pensara que Estados Unidos era como su padre, y yo sé que el puede serlo.