🎆 𝓣𝓾 𝓬𝓪𝓫𝓪𝓵𝓵𝓮𝓻𝓸 🎆

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Pov Canadá

Ese maldito me hizo casi matar a MI México. Esa perra me ha traicionado, lo odio, se supone que es mío y sólo mio, no de un estúpido comunista. En cuanto lo tenga de vuelta entre mis brazos, me asegurare de no soltarlo.

Ya llevo 3 meses lejos de México, al parecer está internado en un hospital. Lo dejaré marcado de por vida, cada vez que vea esa cicatriz, no podrá olvidarse de mi. Actualmente me escondo en casa de USA, ni siquiera el sabe que estoy en su preciada Casa Blanca.

Aún así, se que no estoy del todo seguro aquí. He escuchado rumores de que Inglaterra y Francia le han pedido disculpas personalmente a España y los latinos por mis actos, que patéticos. Tengo que huir dentro de un par de semanas, si México muere, volveré a aparecer en el mundo, pues no habrá forma de evidenciar todo lo que le hice al pobre...

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Pov Rusia

Ya puede pasar.

Caminé a donde ya acostumbró a ir, la habitación 274. Entré y abrí la puerta encontrándome aquellos bellos ojos cerrados y sus labios entreabiertos. Cerré la puerta a mis espaldas y me senté a su lado tomando su mano.

Oye, que no te gusta levantarte temprano, pero creo que ya dormiste mucho, ¿no?

Su rostro reflejaba tanta tranquilidad, aquella que no había logrado conseguir desde que empezó a salir con Canadá. Acaricié sus nudillos y continúe hablándole.

No encontramos al maldito Canadá, pero te prometo que pronto lo haré. Y haré que sufra todo lo que tu llegaste a sentir a su lado. Sólo no te vayas, no me dejes, resiste. Yo que eres fuerte.

Recordé algunas historias de princesas que nos contaba papá antes de dormir. A pesar de que no me gustaban, el me repetía que algún día me llegarían a servir, y vaya que hoy es el día.

México, ¿has escuchado alguna vez la historia de la bella durmiente o Blancanieves? —acaricié su mejilla sin soltar su mano—. ¿Me dejas ser tu príncipe y salvarte de esta maldición?

No respondió, así que supongo que fue un sí. Acerqué mi rostro al suyo y besé sus labios. Me embriagué con el sabor de ese dulce Tequila, diablos. La vez que lo salve de morir congelado sus labios no tenían sabor, ahora era diferente. Separé nuestras bocas y vi sus ojos, seguían cerrados.

Bueno, lo intenté —agaché mi cabeza. En eso, vi un fugaz movimiento en su dedo índice, ¿estaba acariciando mi mano?— ¡México! Despierta, por favor.

Lo miré expectante. Comenzó a mover su brazo, pero en forma de temblor. Mi sonrisa se borró de mi rostro al ver que se estaba sacudiendo completamente.

𝕷𝖆 𝖇𝖊𝖑𝖑𝖆 𝖞 𝖑𝖆 𝖇𝖊𝖘𝖙𝖎𝖆 [ᴄᴀɴᴍᴇx ᴠs ʀᴜsᴍᴇx] {𝕋𝕖𝕣𝕞𝕚𝕟𝕒𝕕𝕒} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora