𝕷𝖆 𝖇𝖊𝖑𝖑𝖆 𝖞 𝖑𝖆 𝖇𝖊𝖘𝖙𝖎𝖆 [ᴄᴀɴᴍᴇx ᴠs ʀᴜsᴍᴇx] {𝕋𝕖𝕣𝕞𝕚𝕟𝕒𝕕𝕒}

🎆 𝓟𝓻𝓮𝓼𝓮𝓷𝓽𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓪𝓵 𝔂𝓮𝓻𝓷𝓸 🎆

Pov México

Después de que me dieran de alta, salimos del hospital y fuimos a un bar. Tripalosky también nos acompañó. Íbamos en la camioneta de Argentina, quiero decir, la lata de sardinas. Todos íbamos incómodos, incluso iban sacando la cabeza por la ventana para poder respirar.

Mi padre España, quien iba en el asiento del copiloto con el pequeño Costa Rica de 14 años en su regazo, se giró a verme a mi y al Ruso.

—Entonces, ¿me estáis diciendo que le fuisteis a cantar serenata a mi pequeño México?

Si estuviera tomando agua, seguramente la habría escupido. Vi cómo el rostro del Ruso se tornaba completamente rojo, me reí feo. Papá España nos miró espectante. Trague saliva.

—Estem... Papá, ¿como te enteraste? —pregunté, vi que dirigió su mirada a la Matrioska—. Ah, ya veo.

—Perdón, México —el Ruso me sonrió tímidamente.

—Nah, no pasa nada.

—¡Boludo! Subidle a la radio —la canción favorita de Argentina.

—Wey, todavía no llegamos al bar y tu ya estás... —el pequeño Costa Rica hizo caso al pedido de Argentina.

—¡Cashate, pelotudo! —puso una de sus manos en mi cara empujando mi cabeza al pecho de Rusia.

Me sonroje mientras la canción de Argentina sonaba a todo volumen. Rusia me abrazó y yo tomé una de sus manos.

—¡Epale, chaval! ¡Aquí no! ¡Se me separan ahora mismo!

Me separé de Rusia y el miró raro a España, quien dirigió su mirada molesta hacia mí.

—¿Qué? ¿Acaso ya son pareja?

Todos mis hermanos comenzaron a hacer sonidos de burla y a reír.

—¡México zarpado (Atrevido)! ¡Apenas terminas con uno y ya tienes a otro! —Uruguay le gritó mientras se fumaba un porro que le fue arrebatado por Jamaica.

—¡Sacowea! ¡Culiao de mierda! —Chile gritó entre risas.

—No te estés acelerando (Calentando), México. Ya andas haciendo enojar al Gallego (Español) —se burló Cuba.

Sentí como mis mejillas ardieron por sus comentarios. Rusia pasó su brazo sobre mis hombros haciéndome sonrojar aún más.

—Sip, lo somos —¿qué hiciste, Ruso?

A papá España le dio un tic en el ojo, Paraguay me miró pícaro, Venezuela me pidió que le pasara la receta y Colombia empezó a gritar cómo loco.