El corazón nunca se equivoca - [Capítulo 06]

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Emilio y Joaquín estaban pasándola más que bien, estaban juntos, sus padres los apoyaban y solo tenían ganas de seguir pasándola bien.

-E: Podría estar así todo el día -dijo abranzando la cintura del pequeño Joaco-.
-J: Yo también, mi amor. -Él se estaba dejando querer mientras comía sus amados pingüinos-.
-E: Ya deja eso ahí, ni me haces caso.
-J: Perdón -rié dándose cuenta- tú sabes que me encantan.
-E: Creí que te encantaba yo -dice en tono celoso-.

Joaquín volteó a verlo y le plasmó un rico beso con sabor a chocolate.

-E: Oye, ahora entiendo porque te gustan tanto.
-J: Así saben mis labios -bromeó un poco burlón-.
-E: Como sea, pero bueno ya deja eso ahí porque quiero que me pongas más atención -Se levantó y le quitó a Joaco lo que quedaba del panecillo colocándolo en la mesita de noche y regresando para abrazarlo de la misma forma-.
-J: Celoso, un panecito no me va a encantar más que tú nunca -sonrío-.
-E: Lo sé, pero por si las dudas.
-J: Estás un poco loco, Emilio.
-E: Por tí. Oye, nisiquiera hemos pensado en cómo vamos a decirle a los fans y medios de todo esto. -cambió su semblante a un poco más serio-.
-J: Lo sé, por nuestros fans no hay problema, por suerte son los mismos y siempre quisieron esto tanto como nosotros, pero los medios si me asustan un poco...
-E: Te entiendo, pero vamos a estar bien. Solo hay que esperar un poco más. Bueno, pensándolo mejor, no hablemos de eso ahora. Quiero seguir disfrutando de tí hasta quedarme dormido.
-J: Eso se escuchó con un poco de doble sentido, pero me gustó.
-E: Aunque fuese así sería algo normal ¿no? Son cosas de pareja
-J: Si, pero nosotros todavía no somos totalmente una pareja. -dijo algo retador-.
-E: No sé como pedírtelo, eres el único chico con el que rompo tantas "reglas"... Pero sin duda alguna tengo ganas de romperlas todas, te quiero tanto.
-J: ¿De verdad me quieres?
-E: Nunca lo dudes, Joaco

Joaquín se separó de Emilio y éste un poco confundido levantó la mitad de su cuerpo para sentarse en la cama, Joaquín se sentó también subiendo las piernas encima de las de Emilio y ambos estaban frente a frente.

-J: Entonces ya no me importa nada -dijo dejando un beso tan inesperado para Emilio, era lento y acoplado dulcemente por parte ambos mientras que el castaño acariciaba la espalda de Joaquín-.
-E: ¿Estás seguro?

Joaquín se limitó a sonreír asegurando la propuesta que le daba a la persona que amaba. Estaban enamorados, así que las circunstancias ya no importaban, y sabían que el amor se manifestaba de mil maneras, estaban a punto de experimentar una nueva...

Emilio bajó el cuerpo de Joaquín lentamente hasta acostarlo en la cama para despues dejarle caer el suyo encima cuidando de no lastimarlo, era su sol y causarle daño era lo que menos quería aunque en lo que estaba apunto de suceder era algo un tanto inevitable...
Uniendo nuevamente sus labios comenzaron a sacarse sus prendas poco a poco el uno al otro hasta que quedaron únicamente en ropa interior.

-E: Espera, falta lo más importante
-J: -sonrío asimilando que se refería a un preservativo-.

El castaño se levantó con dirección a su mochila para sacar un frasco que parecía ser lubricante y un par de preservativos.
Regresó a la cama en donde ya lo esperaba con ansías Joaquín.

-J: ¿Por qué tantos condones?
-E: Solo son 3, Joaco. -dijo confundido-.
-J: ¿Y piensas usarlos todos? -respondió un tanto asustado y sorprendido-.
-E: Quien sabe, a lo mejor -rié burlón- Escucha, me detendré cuando quieras que me detenga, no quiero que te asustes ni mucho menos, igual si ya no quieres hacerlo te entenderé.
-J: No tranquilo, supongo que solo son los nervios

Emilio se colocó el preservativo, Joaquín solo lo veía pero realmente babeaba por sentirlo todavía más cerca. Nuevamente el castaño se acercó a Joaquín volteandolo boca abajo, besando su cuello y con las manos concentradas en bajar los boxers que Joaco portaba.
Terminó de pegar su abdomen a la espalda de su solecito y acomodó con una de sus manos todo lo que estaba listo para entrar. Joaquín soltó un quejido silencioso al sentir como Emilio terminaba de entrar completamente en él y gimió aún más cuando lo sintió entrar y salir una y otra vez, al principió las embestidas eran lentas, pero los minutos pasaban y su cuerpo parecía moldearse al gusto de Emilio.
El dolor había pasado, habían logrado acoplar sus cuerpos y movimientos, ahora solo tenían miradas perdidas de placer.
Mailo salió de él y se acostó a lado.

-E: Sorpréndeme -dijo con una voz bastante entrecortada por la excitación que sentía-.

Joaquín sin pensarlo subió encima de él dejándose caer lentamente al dolor y placer. Emilio respondió tomándolo de la cintura para ayudarlo a subir y bajar conforme a él le gustaba.
Joaquín se limitaba a tener la cara como si viera hacía arriba, pero en realidad no miraba nada, eso le permitía disfrutar más todo lo que estaba pasando, apoyó sus manos en los pectorales de Emilio y los acarició. Después de unos 20 minutos repitiendo embestidas ambos pudieron llegar satisfechos al clímax, Joaco dejó caer su cuerpo cansado en el abdomen de Emilio y éste le respondió abrazandolo mientras seguía dentro de él.

-E: Eso estuvo muy bien...
-J: Emilio, sal...-le respondió exhausto-.
-E: Oh cierto, tienes razón, perdona -bajo su mano sacando su masculinidad de Joaquín y continuó por retitar el condón para lanzarlo en el cesto de basura que tenían a lado-.

-E: Buenas noches, sol. -sonrío contento por tenerlo en su abdomen listo para dormir-.
-J: Buenas noches, mi amor...

Emilio y Joaquín - El corazón nunca se equivoca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora