El corazón nunca se equivoca - [Capítulo 04]

1.2K 55 1
                                    

Llegó la mañana, era lunes y los chicos tenían llamado para las grabaciones de la serie a las 9 a.m, Joaquín sintió su teléfono vibrar lo cual terminó por despertarlo.

-J: Emilio...-repetía en voz baja mientras lo movía con delicadeza para que también tomara conciencia-.
-E: Un ratito más, sol -murmuró-.
-J: Tenemos llamado en dos horas, necesito ir a mi casa a arreglarme.
-E: Esta bien, ya voy. -bostezó- Pero primero quiero un beso de buenos días. -le exigió-.
-J: -Con una sonrisa penosa se acerca para darle un tierno beso- Listo.
-E: Bien, ahora vamos a desayunar.
-J: Emilio, ya es tardísimo. -dijo un poco exaltado, así era él, un poco más responsable que Emilio siempre-.
-E: ¿Se molesta tu mamá si te llevo a tu casa después de las grabaciones?
-J: No, pero no tengo ropa, olvidas que estamos en tu casa...en mi mochila solo traía la pijama y no me gusta repetir la ropa dos días seguidos
-E: Mira, las grabaciones nunca son a la hora que nos dicen. Hablaré con mi papá para que podamos llegar un poco más tarde, ¿va? En mi closet hay ropa, toma lo que quieras y métete a bañar, iremos a comprarte algo que te guste y después a desayunar -Dijo sin siquiera esperar a que Joaquín le dijera que sí, pues ya tenía el teléfono en la oreja esperando que su padre le respondiera-.

Prácticamente no le quedó de otra más que aceptar, Joaquín entró al baño con una muda de ropa de Emilio mientras él se alistaba en la que si era su habitación.
En poco más de 30 minutos ambos estaban listos, acompañados de Textos y Diego bajaron a la camioneta de Emilio. Siempre alguno de los otros dos chicos subían al copiloto, así que Joaquín iba a subir atrás.

-E: Hey, ¿a dónde vas? Súbete enfrente.
-D: Tranquilo Joaco, no nos molesta ir atrás ni mucho menos tendría qué. -le sonríe para hacerle entrar más en confianza-.
-J: Es que siempre uno de ustedes va enfrente, o eso veo en sus historias -rié y se pasa para enfrente-.
-E: Pero ya no será así cuando estés tú -dice con una sonrisa tierna mientras toma su mano alzandola para que Textos Y Diego pudieran ver-.
-T: Hasta que por fin se lo dijiste.
-J: ¿Cómo? ¿Ustedes sabían? -dice sorprendido y regresando la mirada a Emilio-.
-D: Claro que sí, todo nos contamos.

Joaquín contento agachó su rostro y se regaló una sonrisa a si mismo, se sentía soñado, justo como Emilio se lo prometió: Lo iba a cuidar de todo sin importar qué.

Emilio se estacionó en una plaza para que pideran buscar la ropa que a Joaquín le gustaba y después desayunar, él sabía que eran personas muy parecidas en muchas cosas pero si había algo en lo que no tenían nada en común era al vestir, cada quién con su estilo muy propio y eso estaba bien.

-E: ¿Quieres buscar la ropa primero o desayunar?
-J: Tú dime, ¿Tienes mucha hambre?
-E: Si quieres vamos a buscar tu ropa primero para que estés más cómodo. -le sonríe-.
-J: Prometo que escogeré algo básico para no tardar tanto y poder desayunar tranquilos.
-E: Tú no te preocupes, pero bueno, vamos -tomó la mano de Joaquín y se dirigieron a una de las tiendas que su Solecito más frecuentaba-.

Joaquín tomó unos Jeans camuflajeados de soldado, una playera negra básica y una chamarrita de látex igual negra. Después de medirsela decidió dejársela puesta para todo el día así que fue a pagar, lo cual Emilio intentó intervenir.

-E: No espera, yo lo hago, quién no quiso llevarte a tu casa fuí yo
-J: Claro que no, Emilio. Yo puedo pagar mis cosas solo.
-E: Yo lo sé, no quise ofenderte ni mucho menos, solo que siento la obligación de hacerlo por traerte así nada más, sin tiempo.
-J: No te preocupes, no pasa nada, además todavía no somos nada como para comprarnos cosas.
-E: Esta bien, te entiendo. Pero el desayuno si lo quiero pagar yo.

Joaquín le sonríe a Emilio como agradecimiento por el gesto tan lindo que trató de hacer y después pagó la cuenta. Los chicos fueron al estacionamiento nuevamente para dejar la ropa que era de Emilio y después regresaron a un restaurante muy bonito donde ya los esperaban Diego y Emmanuel, para por fin hacer una de las cosas que les encantaba tener en común; comer.

-E: Sol, no sé si están más ricos estos pancakes o los besotes de anoche.
-J: ¡Emilio! -dice entre molesto y apenado-.
-T: Con razón se pasaron a dormir al otro cuarto -rié-.
-E: Pues si, pero bueno, desayunemos muchachotes, porque hoy será un día largo.

Emilio y Joaquín - El corazón nunca se equivoca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora