El corazón nunca se equivoca - [Capítulo 18]

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Emilio al llegar a casa entró en un mar de preguntas a si mismo, pareciera que mil voces le hablaban por todos lados y a la misma vez.

*Narra Emilio*

¿Ahora resulta qué yo tengo la culpa? ¿Realmente será lo mejor dejarlo así? No lo sé, pero lo que sí sé es que necesito salir de aquí. No puedo con todo esto, no puedo estar enojado con mi pequeño pero tampoco puedo olvidar tan fácil lo que pasó con Diego. Lo mejor que puedo hacer por ahora es salir con los chicos, no puedo quedarme aquí y seguir torturandome pensando en él.

*Fin de narración*

Emilio se contactó con su amigo Roy para que contactara a los demás chicos y salieran a distraerse y así fué, la mejor opción a las casi 11 de la noche era un bar.

-Roy: Entiendo como te sientes y si hiciste bien en venir a distraerte con nosotros.
-E: Sé que se la pasan aquí, por eso fuiste al primero que contacté. -rié-.
-Roy: No te preocupes, de hecho, para que termines de sentirte mal invité a alguien que creó te caerá muy bien si lo terminas de conocer.
-E: ¿O sea que conozco a esa persona?
-Roy: ¡Gael! -gritó haciéndole señas a un joven de unos 18 años bastante atractivo para decir verdad-.
-E: Oye no, yo solo me di un tiempo con Joaco, pero no estoy buscando a otro -dice tartamudo-.
-Roy: Tranquilo, no te cierres a conocer nuevas personas, Emilio -dijo abandonando la mesa ya que él otro joven estaba llegando a ella-.
-E: Hola, Gael -dice apenado-.
-Gael: Hola Emilio, tanto tiempo -sonrío contento-.
-E: Lo sé, ¿hace como un año, no?
-Gael: Dos...
-E: Ah ya...
-Gael: Me enteré que estás saliendo con Bondoni ¿no que solo compañeros laborales? -bromeó-.
-E: Si, ya ves...¿qué puedo decirte? Me enamoré muchísimo de ese niño -sonrío nervioso tratando de evadirlo un poco-.
-Gael: A mí me dijiste que no eras gay -contestó arqueando la ceja-.
-E: Estábamos más pequeños, ni siquiera sabía que era el amor -siguió evadiendo con sarcasmo-.
-Gael: Bueno, lo hecho, hecho está ¿Vamos a bailar con los demás?
-E: Va.

Emilio y su grupo de amigos estaban pasándola de maravilla, copa tras copa y canción tras canción. Parecía que nada los pararía esa noche pero no fué así. Dieron poco más de las 3:00 de la mañana cuando el castaño comenzó a sentir su cuerpo ya un poco cansado y decidió irse a sentar, cosa que Gael percató.

-Gael: Hey, ¿qué pasa? ¿Estás bien?
-E: Algo ebrio y cansado, pero bien. Lo mejor es que me vaya a mi casa -dijo apenas y pudiéndose levantar de aquel banco-.
-Gael: No, ¡como crees! -respondió sosteniéndolo del brazo ya qué él estaba un poco más consiente- ¡Roy, ven por favor! -gritó al amigo de ambos-.
-E: Estoy bien, tranquilo -interrumpió quitándole su brazo-.
-Gael: No, no estás bien. Espera a que llegue Roy para que él te lleve a tu casa.
-Roy: ¿Que pasa? -dijo como pudo de lo ebrio que estaba-.
-Gael: ¿Es en serio? Emilio está mal, quería pedirte que lo acompañaras pero tú estas peor.
-E: En serio tranquilo, yo puedo irme solo.
-Gael: No Emilio, no puedes manejar así -contestó en un tono ya muy serio-.
-Roy: Acompañalo -dice interrumpiendo la conversación-.
-Gael: Eso haré -dijo posando una mano en la espalda de el castaño para ayudarlo a caminar-.

Ya llevaban unos 10 minutos de carretera, con un silencio bastante incómodo para ambos, hasta que Emilio decidió romper con la tensión.

-E: ¿En dónde te dejo? Porque yo iré a la casa de Joaco.
-Gael: Emilio, no estás en estado dé. Dudo mucho que él te resiva así, podrías meterte en problemas con su mamá y solo empeorarás más las cosas -le dice tratando de hacerlo entender-.
-E: ¿En dónde te dejo? -repitió ya un poco exaltado-.
-Gael: Estás ebrio, no puedes ir así...

Contestó Gael siendo interrumpido por el castaño quien se orillaba estacionando bruscamente la camioneta para marcarle a Joaquín, cosa que no funcionó ya que lo mandaba a buzón directamente, parecía que le había bloqueado las llamadas. Entro a sus cuentas personales y en efecto, tenía restringido todo del pequeño.
Entre el efecto del alcohol, la frustración por estar bien con Joaquín y los consejos algo duros de Gael el castaño no pudo evitar bajar la cabeza entrando en un llanto desconlado.

-Gael: Tranquilo, todo estará bien...-le dice acorrucandolo en su hombro para fortalecerlo un poco-.
-E: No lo creo. Nunca había hecho eso...-sollozó-.
-Gael: Dale tiempo, no tengo idea de cual fue el problema, pero si se aman todo estará bien -contestó sin dejar de abrazarlo por el cuello-.
-E: No, lo mejor es que dejemos las cosas así.
-Gael: Emilio, estás ebrio ¿déjame manejar a tu casa sí? Allá yo pido un Uber o taxi. Pero quiero asegurarme de qué estarás bien.

Emilio levantó la cabeza para mirar a Gael fijamente, esas palabras realmente las había sentido. Era un hombre desconsolado y otro hombre que hace años se moría por él estaba ahí dándole su apoyo sin nada a cambio. Eso lo confundió bastante.

-E: Gracias por estar aquí conmigo...
-Gael: Para eso son los amigos, ¿no?-contestó pero el castaño lo interrumpió haciendo unir los labios de ambos- Espera, esto no está bien...-continuó diciendo para parar con el beso-.
-E: ¿Ya no te gusto? -dice un poco egocéntrico sin darse cuenta de lo borracho que estaba-.
-Gael: No es eso...o sea, si me gustas y bastante. Pero tú tienes novio y aunque no conozco a Joaquín en persona no me gustaría hacerle esto.
-E: Joaquín puede quedarse con su tiempo, él que falló fué él y todavía tuvo el descaro de pedirme un tiempo -respondió encendiendo el auto- vamos a mí casa, allá te quedas -ordenó-.

Emilio y Joaquín - El corazón nunca se equivoca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora