El corazón nunca se equivoca - [Capítulo 21]

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La pareja llegó a su destino y después de pagar los boletos fueron con dirección a hacer fila para comprar alguno de los paquetes que tuviese palomitas, nachos y un par de ICE's.

Por otro lado, curiosamente Diego y Joaquín también se encontraban en el mismo cine, pero ellos ya con dirección a la función.

-J: No puede ser, ¡Emilio está aquí! -dice un poco sorprendido y asustado-.
-Diego: ¿Neta? ¿Dónd.. ah ya.
-J: Rápido Diego, vámonos a la sala que nos toca -respondió tomándolo de la mano para jalarlo y darse prisa-.
-Diego: Joaco, no. Espera...¡se me van a caer las cosas!

Joaquín hizo caso omiso y por suerte no se le cayó nada al pobre Diego, pero el pequeño se sentía bastante nervioso aún estando ya en sus respectivos asientos.

-J: ¿Y si entran a esta misma función? ¿Qué vamos a hacer? -dice aún exaltado-.
-Diego: Nada. El cine es para todos.
-J: Pero Diego...
-Diego: Joaquín, por favor basta. -dice tomándolo de la mano para hacerlo sentir seguro- No va a pasar nada.
-J: Prometeme que si nos topamos de frente con ellos no te vas a prestar a sus provocaciones -sollozó-.
-Diego: No voy a comenzar nada, pero tampoco me voy a dejar -le responde ya un poco molesto- Entiendo que lo quieres más a él y que aún así yo insistí en salir contigo, pero estamos tratando de darnos una oportunidad ¿podrías darme mi lugar? -le dice cabizbajo-.
-J: Diego, no es mi intención hacerte sentir mal. De verdad perdóname, pero trata de entenderme, esto es nuevo para mí -sollozó nuevamente-.
-Diego: Van entrando...-interrumpió-espero que por lo menos no les toque junto a nosotros.
-J: Realmente espero que no, a Emilio le gusta sentarse tres asientos más abajo de este -dice preocupado y en voz baja-.

Y así fué, Emilio y Gael justo como el pequeño mencionó antes se sentaron algunos asientos más abajo. La función duró poco más de hora y media y fué bastante incómodo para ambos ver la película, Joaquín en lo único que pensaba era en salir corriendo de ese lugar pero tenía que detenerse por Diego, si hacía eso podría arruinarlo todo y perderlo para siempre. Pero no podía evitar ver como Gael se recargaba en el brazo de Emilio, de SU EMILIO.
Al terminar la película esperaron a que Emilio y Gael salieran primero para evitar encontrarlos fuera dé. Minutos más tarde bajaron ellos, Joaquín se sentía terrible, notaba la cara de molestia de Diego y eso lo hacía sentir peor.

-J: Diego, de verdad lo siento mucho. -dice tomándole la mano-.
-Diego: No pasa nada, pequeño -respondió sin siquiera poder voltear a mirarlo- Vamos al estacionamiento para llevarte a casa mejor, ya son casi las 11.
-J: Entonces nos queda una hora, ¿no? -dice buscando verle a los ojos para intentarlo convencer-.
-Diego: Mañana será otro dia, vamos -dijo comenzando a caminar dejando a Joaquín unos pasos detrás de él-.

El camino al estacionamiento fueron muy pocos minutos, 3 o 4 quizás a lo mucho. Pero que parecían eternos por la incomodidad que se sentía.
Llegaron al auto y Joaquín quedó helado. Emilio estaba pasando justo por enfrente de ellos y sin pensarlo dos veces e importandole poco el lugar detuvo bruscamente su auto para después bajar de el dejando a Gael arriba, quién al darse cuenta de la situación corrió detrás de él.

-E: ¿Así que si estaban viéndome la cara de idiota todo el tiempo? -dijo con lágrimas en los ojos, ya que sentía coraje y quizás hasta decepción-.
-Gael: Emilio, vámonos por favor -dice sosteniéndolo del brazo, pero el castaño en un movimiento brusco se soltó-.
-J: Emilio, por favor. Este no es lugar ni mucho menos el momento -dice con los ojitos cristalizados-.
-E: Por favor, tú cállate Joaquín -le contesta exaltado-.
-Diego: Cuidado con como le hablas diota -interrumpió molesto-.
-J: Diego, por favor, no te prestes a esto -contestó detrás de él aferrándose a uno de sus brazos- y tú Emilio, ten un poco de respeto por tu novio.
-E: ¿Por qué tenías que hacerme esto? ¿Por qué tú, Sol? Te amé como nunca podré amar a nadie -dice entrando en un llanto inconsolable-.

Joaquín al escucharlo y verlo así de destrozado comenzó a sentir como su corazón de desmoronaba en mil pedazos.
No podía decir nada, las cosas no eran exactamente como Emilio las creía, pero en ese momento no sabía ni como explicar las cosas sin lastimar a alguno de los dos, en ese momento ni siquiera quería hablar, lo único que su corazón le pedía era ir corriendo hacia su castaño y consolarlo, ¿pero y si ya andaba con Gael? Y peor aún, destruiría a Diego con esa acción. Nada, absolutamente nada era recomendable. Entró en un colapso que lo obligó a salir corriendo de ese lugar con dirección a un taxi para que lo llevase a casa.
Diego rápidamente subió a su auto para ir tras de él dejando ahí a Emilio con Gael, cualquier cosa que tuvieran que aclarar sería después porque ahora solo le importaba ir detrás de la persona que ya tanto amaba.

Alcanzó a llegar cuando Joaquín aún caminaba hacia la puerta principal de su casa hecho lágrimas y con los bracitos cruzados.

-Diego: ¡Joaco! Por favor, espera... -gritó acercándose a él para evitar dejar que entrara-.
-J: Ahora no Diego, por favor -dice sin dejar de caminar hasta que con la mano lo detuvo haciéndolo voltear para hundirlo en sus brazos, situación que lo hizo entrar en un llanto inconsolable-.
-Diego: Tranquilo, tranquilo...-repetió en voz baja mientras acariciaba el cabello del pequeño una y otra vez-.
-J: De verdad perdóname, es mi culpa todo lo que sucedió -respondió como pudo entre lagrimas-.
-Diego: Por favor deja de llorar, no puedo seguir viéndote así -contestó con los ojitos cristalizados dejando un pequeño beso de pico en la cabeza de Joaquín-.

Joaquín al notar lo mal que estaba poniendo a Diego decidió separarse de aquel abrazó para secarse las lágrimas y así poder tranquilizarse ambos.

-J: Diego, no te puedo negar que me gusta mucho estar contigo. Disfruto tanto cada momento porque sabes hacer especial minuto a minuto que pasa. Y no sabes lo agradecido que estoy por todas las atenciones que tienes conmigo. Eres un niño increíble, ¿recuerdas que dijiste que yo era digno de todo el amor del mundo? Pues no solo es así, todos lo somos. Mereces lo mejor, incluso podría asegurar que este mundo no te merece a tí. Te quiero muchísimo, pero después de ver a Emilio destruido pensando lo peor de mí y a la vez diciéndome entre lágrimas lo que siente por mí sin importarle si quiera que Gael estuviese ahí me removió todo.
-Diego: Pero es que yo también puedo enamorarte... por favor no me quites esto -dice ya sin poder contener las lágrimas-.
-J: De verdad perdóname, te juro que puse todo de mí para que funcionara pero no podemos seguir ignorando lo que realmente siente mi corazón -sollozó-.

Sin más que decir el pequeño se dió la vuelta y entró a casa totalmente destruido, no podía con las dos imagines que estaban en su cabeza: Emilio y Diego hechos pedazos.

Emilio y Joaquín - El corazón nunca se equivoca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora