Había escuchado maravillas de Lettura, la mujer que hablaba con los muertos. Antes de conocer su apariencia imaginaba a alguien tan enfermo como él, un hombre curioso merece conocer a otra persona igual curiosa.
La mujer frente a él no era nada fuera de lo común, en otras circunstancias quizá podría ser una chica cualquiera que podría ver en una visita al supermercado.
Ella comenzó a moverse, cosa que resultó en una gran sonrisa para el hombre que la inspeccionaba con la mirada.
La cabeza le daba vueltas, tuvo que cerrar sus ojos para acostumbrarse al destellante brillo de la habitación.
El mareo fué apagándose poco a poco al mismo tiempo que su visión se acostumbraba a la luz, no esperaba despertar en el medio de una habitación en quien sabe dónde.
Su corazón se detuvo, el miedo rápidamente de inundó, quería estar de regreso en casa, quería volver y dormir hasta la tarde del día siguiente.
- Señorita Lettura, es un placer poder verla al fin.- Habló una voz empalagosa, el todo ligeramente dulce de aquél hombre no podía significar nada bueno.
Cuando los ojos (c/o) se acostumbraron a la luz, (__) pudo distinguir la única silueta en la habitación. Él era muy alto, incluso a pesar de las sombras, podía ver la grotesca sonrisa que salía de aquellos labios pintados de púrpura.
- Sabes mi nombre pero parece que no sabes con quién te estás metiendo.- Habló la mujer, al mismo tiempo que actuaba su mejor rostro enojado, por dentro moría de miedo pero no dejaría que su secuestrador de enterase.
- Se mucho sobre usted, señorita (__).- Un escalofrío corrió por la columna de la (c/c), el peliverde sonrió.- Estoy enterado de más cosas de las que podría imaginar.
Se acercó lentamente a la silla en dónde la mujer estaba atada, tomó bruscamente su rostro desde la mandíbula.
- Tengo ojos por todas partes, (__), no te agradará saber qué es lo que yo sé.- Dijo a escasos centímetros de su rostro.
No pudo protestar por la violación a su espacio personal, un repentino malestar llegó a su estómago. Todo al rededor de aquél hombre de cabello verde gritaba peligro, quizás esa era una habilidad de Stand, no estaba segura de que algún humano fuese capáz de despedir tal aura.
Cioccolata sonreía divertido, era refrescante ver el miedo en aquél dulce rostro, ni siquiera había comenzado y la mujer ya temblaba del terror, aunque lo tratase de ocultar en un rostro apacible, la fragancia del miedo estaba presente en todas partes.
Era una verdadera pena que no pudiese hacer mucho con Miss Morte.
El jefe había sido claro, solo le permitió romperle las piernas como medida de seguridad para asegurarse de que no escapara, no podía extirpar ningún tipo de órgano, ni tampoco amputar o agregar extremidades, mucho menos utilizar a Green Day.
Era decepcionante, el peliverde solo podía pensar en dónde se encontraba la diversión en eso.El único consuelo era que podía divertirse de otras formas con aquella mujer. El abuso físico no era la única forma de mantenerle entretenido, solo debía pulsar en los botones correctos y aquella obstinada mirada terminaría en una de un pequeño cachorro asustado.
Mientras la mujer aún trataba de recuperarse de aquella desagradable sensación, Cioccolata se deshizo de las restricciones que le ataban a la silla.
- Intentemos romper el hielo.- Dijo sonriente, algo en ese aparentemente inocente perfíl solo podía ocultar algo.
Tomó a (__) bruscamente del brazo, obligándola a levantarse de un solo movimiento, no sabía cuánto tiempo había estado inconsciente ya que apenas dió un paso y las piernas le fallaron.
Calló de rodillas, fué ligeramente doloroso, podía asegurar que las medias negras que cargaba se habían roto por el raspón contra el suelo.
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Senza Fine [Risotto x Reader]
FanfictionSer raro de nacimiento te lleva a una vida de soledad, lo único que puede calmar ese vacío es el amor que una familia puede brindarte. Parece un momento sin ayer y sin mañana, algo hermoso y sin final.