Qué incómodo.
Ese sentimiento rara vez había llenado la sala de reuniones de la Alianza, e incluso cuando lo hacía, nunca había sido tan espeso como ahora.
Adora estaba sentada en su silla, con aspecto grave. Glimmer la miraba regularmente, sintiéndose incómoda. Mermista estaba dando golpecitos con los dedos sobre la mesa, un poco molesta por la espera. Frosta estaba impasible como siempre. Spinnerella y Perfuma estaban jugando nerviosamente con su cabello. Bow y Netossa fueron los únicos que trataron de poner una sonrisa en su cara, pero no parecía tan convincente como pensaban.
Angella presidía, sentada en su trono real, junto al vacío de su difunto esposo. Unas cuantas sillas más se habían añadido en el otro lado.
La reina aclaró su garganta. No podía soportar más esta atmósfera.
"Mientras esperamos a Castaspella y sus consejeros, estaba pensando que podríamos revisar esta batalla y nuestra situación."
Nadie reaccionó.
"De acuerdo", prosiguió. "El resultado mas positivo es que todas hemos aumentado en poder, sobre lo que Castaspella nos iluminará. El resultado negativo..."
"Perdimos mi reino."
"El castillo está destruido."
"Tantos soldados y civiles murieron..."
"¡Por favor, todos!" Angella extendió sus alas. "Ayer todos fuimos sacudidos por la fuerza de la Horda, pero no olvidemos que al final ganamos."
"Ganamos porque recibimos ayuda, reina Angella", contestó Frosta ácidamente. "Dos veces. Ni siquiera sabemos cuál fue la segunda ayuda".
"Y Hordak no perdió, huyó..." Añadió Bow
"Huyo por una buena razón. Sabía que lo habríamos aplastado si se hubiera quedado. Sabe que este aumento de potencia que tuvimos..." Angella suspiró. "No es un estímulo. Es nuestro poder natural".
"¿Qué quieres decir, mamá?" Glimmer frunció el ceño, mientras que los demás intercambiaron miradas confusas.
"Quiero decir..."
"Ella quiere decir", la alegre voz los hizo sacudirse. Castaspella había irrumpido en la habitación con otras dos personas, una hechicera y un hechicero. Se sentaron junto a Angella, mientras la tía de Glimmer se levantaba, dominando al público como si estuviera a punto de representar una obra de teatro.
"Ella quiere decir que hace casi quince años, cuando aun eras demasiado joven, las runas de Etheria recibieron un duro golpe que alteró su energía y redujo el poder de las princesa. Todo sucedió cuando la Reina de los Magicats murió y su máscara fue destruida por Hordak. O al menos..."
Se quitó la máscara de Catra de la túnica y la levantó con ambas manos. Las rocas doradas y azules se iluminaron cuando los rayos del sol las golpearon.
"...eso es lo que pensamos que pasó."
Su efecto dramático fue impecable. Las princesas se quedaron sin habla.
"La máscara de Catra es... ¿la de la Reina de los Magicats?" Preguntó Adora, con un tono incrédulo en su voz. No sabía nada de su raza, ya que no se le enseñaba mucha historia en las filas de la Horda. El origen de la máscara nunca había sido muy claro.
"Exactamente. Y Catra sería su reina, si su pueblo estuviera vivo".
"Lo siento, ¿qué?" Un jadeo general surgió de la mesa.
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Por mi bien
RomanceDespués de un largo año de lucha contra ella, Catra finalmente ha capturado a Adora. La Horda está ganando. Catra se siente extática. Hasta que Hordak amenaza la vida de Adora. Los sentimientos ardientes que Catra había enterrado en su interior dura...