uno

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Jimin

Metí con desgana la ropa a la lavadora frente a mi

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Metí con desgana la ropa a la lavadora frente a mi. Mi madre me había mandado a este Laundromat a 4 cuadras de mi casa, pues nuestra lavadora se había averiado. Cerré la tapadera y metí las monedas que necesitaba para funcionar. No había nadie excepto a 2 señoras platicando sobre una banca y yo. Aburrido, comencé a jugar Tetris en mi teléfono, mientras esperaba a que la ropa estuviera lista.

Un poco de revuelo me sacó de mi ensimismamiento y alcé una ceja al ver una cabellera negra en la fila de lavadoras frente a mi. De un brinco bajé de donde estaba y lentamente me acerqué hacia el que suponía yo, era un chico.

— Secadora de mierda. -bramó con enojo, picándole a todos los botones del tablero con furia. No pude evitar soltar una risilla burlesca y me acerqué al chico.

— ¿No funciona? -pregunté mirándolo. Se me hacía conocido de algún lugar pero no sabía de dónde.

El chico vestía un suéter azul de cuello alto que contrastaba muy bien con el color pálido de su piel y el negro de su cabello, junto con unos jeans.

Rápidamente se giró a verme e hizo una mueca de desagrado.

— No, ya intenté y al parecer está rota. -soltó un suspiro, dando dos pasos hacia atrás y cayendo sobre la banca en medio del pasillo.

— ¿Intentaste poniendo las monedas? -pregunté medio en broma, cualquiera que viniera aquí, sabía que las máquinas funcionaban con dinero.

— ¿Estás jodiendo?

Arrugué el entrecejo.

— ¿No? Tienes que poner monedas para que la máquina funcione, si no, nunca vas a poder secar tu ropa. -señalé la pequeña rejilla a un lado de los botones de tablero. El chico me miró incrédulo, para después volver a mirar la máquina y de nuevo a mi.

— Ahora me siento como un gran idiota. -se puso de pie, hurgando en el bolsillo de sus jeans. Sacó unas monedas y luego de deslizarlas por la rejilla, las luces de los botones se iluminaron.

Reí.

— Bien, me voy. Creo que mi ropa ya está lista. Hasta luego. -sacudí mi mano en forma de despedida para después volver a donde estaba antes. En efecto, la ropa estaba completamente seca, y metiéndola rápidamente en una bolsa de tela, pero antes de salir, escuché un grito.

— ¡Gracias!

Dirty Laundry 「ym」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora