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Argentina soltó un suspiro. Tenía hambre, pero también tenía sueño, y no quería levantarse. Además, hacía frío, y la cama de Perú estaba calentita.
Planeaba quedarse tendido en la cama un rato más, pero el hambre pudo más que su voluntad y pronto se levantó para conseguir algún bocadillo en la cocina de su compañero.
- Hola, Per -saludó el argentino al llegar a la cocina, donde vió a Perú pelando una manzana, al parecer recién levantado también.
- ¿Arge? Pensé que no te levantarías hasta más tarde -contestó el peruano, de repente confundido. No estaba en sus planes que Argentina se levantara tan pronto.
- Iba a, pero tenía hambre. ¿Hay algo para picar? -rascándose la cabeza, el albiceleste se recostó en el mármol de la cómoda y bostezó. Eran alrededor de las once de la mañana, y llovía un poco fuera. Las gotas de lluvia repiqueteaban contra la ventana de la sala.
- Ah, iba a hacer algo para comer -contestó Perú, volviendo a su labor de pelar la manzana que estaba sosteniendo. Argentina se preguntó por qué. Usualmente Perú solo preparaba algo de café por las mañanas para preparar el día.
También parecía algo nervioso.
Argentina conocía a Perú desde hace mucho tiempo, y sabía cuando había algo que no cuadraba con su comportamiento habitual (aunque no siempre Perú realmente era lo que parecía).
- ¿Qué pasa? -preguntó el albiceleste, frunciendo el ceño. En otra situación no lo preguntaría tan directamente, pero tenía hambre y sueño.
- ¿Eh? -tomado por sorpresa, el peruano no tuvo respuesta durante algunos segundos- Nada causa, ¿qué va a pasar? -soltando una risa incómoda, Perú siguió pelando su dichosa manzana, casi cortándose un dedo en el proceso.
- Perú, no soy tan boludo todavía.
El aludido solo suspiró para liberar la tensión en su cuerpo antes de hablar.
- Yara, es que, bueno, es un día especial, ya sabes, pero no tenía nada preparado para ti y...
- Pará, pará. ¿Cómo que día especial? -le cortó Argentina, confundido. ¿De qué estaba habland--?
Oh.
Oh.
El albiceleste sintió cómo se calentaban sus mejillas. Había olvidado que día era.
- Perú, no hace falta. Ni me acordaba.
- ¡Pero es tu cumple! Ni siquiera tengo un regalo... -apenado, el blanquirrojo dejó su manzana en un plato y comenzó a juguetear con sus dedos. Realmente deseaba que tuviera algo para su amigo, pero lo había recordado demasiado tarde. Su único plan fue el de hacerle un buen desayuno, pero incluso eso había fallado.
- Perú, no... en serio, no pasa nada. Yo que sé, me olvidé yo también y es mi propio cumple. Soy un año más viejo, y bueno, qué se le va a hacer -apenas podía ordenar las palabras antes de decirlas. No estaba acostumbrado a que sus amigos recordaran su cumpleaños. Quizá por eso lo había olvidado.
El hecho de que Perú lo hubiera recordado le hacía sentir algo que no había sentido genuinamente hace mucho tiempo.
- ...Ah! Creo que ya sé que regalarte -dijo Perú de pronto, sacando a Argentina de sus pensamientos.
Y, sin previo aviso, se acercó al albiceleste y lo abrazó.
Argentina no sabía que decir. O que hacer. Su rostro se volvió celeste como el cielo, y sintió sus manos temblando. Lentamente se relajó y apoyó sus manos en la espalda del blanquirrojo. Tomó aire y sintió aquella esencia hogareña que solo podía relacionar con Perú.
- ¿Te molesta? -oyó la voz del peruano, aunque sonaba algo más profunda que antes. Más relajada.
Argentina por una vez decidió dejar su orgullo de lado.
- ... No.
Siguieron abrazados, escuchando la lluvia golpear suavemente la ventana de la sala.
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[CRÓNICAS DE COUNTRYHUMANS]
Fanfiction- ¡HOLA, SEAN BIENVENIDOS AL MUNDO PERUANO! -expresa el blanquirrojo con una gran sonrisa. - ¡BOLUDO! ¡Nosotros no somos los protagonistas! -golpea a Perú suavemente en la cabeza para luego volver a hablar-. Bienvenidos a las Crónicas CountryHumans...