[CAPÍTULO 12]

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—Bueno, será en tu casa entonces, al parecer —dijo México con cierta conformidad, mientras miraba como Canadá asentía con ciertos aires de orgullo por haber vencido al latino en un juego infantil para decidir.


— Oh, oh, entonces yo te envío la dirección luego y... ah, espera, no tengo tu número —dijo el canadiense mientras con sus manos buscaba su celular, hasta que recordó que lo había olvidado en la casa de Ucrania.

Por su lado el mexicano sacó un lapicero que había traído convenientemente en caso de que tuviera que escribir alguna notita, ya que solía olvidar algunas cosas importantes y las apuntaba en sus brazos, así las debía ver constantemente. A veces también se dibujaba cosas, si estaba aburrido.

Cool! I don't have my cellphone, though (Genial! Aunque no tengo mi celular) —suspiró resignado, su celular no estaba y eso era desesperante, en especial para Canadá que siempre se comunicaba con USA.

Mientras suspiraba puso sus manos sobre la mesa que compartía con el mexicano, y frunció ligeramente el ceño mirando el lapicero que llevaba este con cierta curiosidad de por qué tenía ese objeto. Sin previo aviso el latino tomó la mano ajena para empezar a escribir su número con cuidado de no presionar la punta del lapicero con fuerza sobre la piel del canadiense.

—Ya wey, este es mi número, me escribes luego—Dijo con una amplia sonrisa el mexicano y se levanto de su lugar, después de todo tenía que irse a casa a preparar sus maletas para su "mudanza temporal".

Canadá asintió y miró el número escrito en su mano para luego ver a el contrario. Ahora sabía que venia lo mas difícil, cómo decirle a USA que México y él compartirían casa durante varios días o incluso meses. Sabía el carácter de su hermano y cómo se le complicaría mencionar el tema sin que el estadounidense no demande a la ONU o conspire contra él.

— Oh vaya... —susurró por lo bajo para luego mirar determinado al mexicano y asentir, sabía que con esta mudanza temporal formaría relaciones con México y tal vez tenga un amigo nuevo. Eso sí que valía la pena para el canadiense que no solía estar mucho con los países latinos a excepción con quienes tenía tratos, relaciones económicas y cosas de política.

Luego de intercambiar saludos y prometerse hablar luego, cada uno fue por su lado; México a su casa a preparar sus cosas, y Canadá a la casa de Ucrania, esperando encontrar su teléfono.


—°—

Ambos países estaban chillando de pánico por el momento que se había repetido .

— ¡Ahora sí lo mataste, cojudo! —expresó Perú mirando al chileno en el suelo desmayado, no se esperaba que pasara esto.

— ¡Iba a tirar el paquete de yerba! ¡Con eso no se jode! —respondió Argentina alzando el paquete de yerba con cierta exageración.

— ¡No era para romperle otro jarrón más en la cabeza! —dijo Perú intentando reprender al albiceleste de sus acciones repentinas. Aunque la verdad era que Argentina no quería volver a noquear al pobre chileno, pero había entrado en pánico en cuanto vió que había tomado el paquete que contenía el material para hacer su querido mate, y apenas tuvo la oportunidad actuó con rapidez.

Quién sabe si podía conseguir yerba cerca de la casa de Perú, o si siquiera alguien sabría de qué demonios estaba hablando si preguntaba en una tienda.

— Bueno, bueno, calma, chibolo —habló nuevamente el  peruano intentando respirar más tranquilo. Argentina intentó imitarlo, pero aún estaba algo alterado por la situación.

— Primero tenemos que ver si realmente lo mataste o no... — se agachó a la altura del chileno quien estaba tirado boca abajo en el suelo, Perú pasó su mano por el cuello ajeno para tomar su pulso.

— ¿Está vivo? —preguntó algo impaciente el albiceleste, en serio que no quería ser el culpable de matar a Chile.

— Por suerte, pero ahora deberás cuidarlo —dijo Perú mientras cargaba del suelo al chileno en sus brazos.

— Osea que...

— ¡Dormirán juntos! —sentenció el peruano mientras se dirigía a la sala y dejaba de nuevo a Chile en el sillón.

Argentina solo se quedó mudo mientras abrazaba aquella yerba que apreciaba tanto como a su vida.

— Así que tendrán una linda noche ustedes dos solos —repitió el Perú, tal vez disfrutaba un poco poder dormir en su cama aquella noche.

"Pará, eso quiere decir que voy a estar más cerca del armario ese, ¿no?" Argentina sonrió de lado y asintió mientras caminaba en dirección de la sala y pasaba por el lado de aquel escalofriante closet.

— Supongo que es un buen castigo —respondió el albiceleste mientras se acomodaba en el otro sillón con una sonrisa y miraba con atención al chileno.


"una interesante noche se aproximaba"

[CRÓNICAS DE COUNTRYHUMANS]Where stories live. Discover now