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—Solo quiero irme a mi casa, nada más.

—Noah, son las cuatro, a las seis es cuando abren el trasporte público, o puedes esperar y te puedo ir a dejar.

—No es necesario, me iré ahora —sí, entendía perfectamente mi situación, mi salida aquí era caminar hasta mi departamento, pero por mi orgullo lo haría.

—¿Cómo? ¿Caminando? Estás loca si piensas que te dejaré hacer eso. Mira, hagamos algo, esperemos a las 5, iremos a desayunar y te llevo a tu casa.

—Francis, te recuerdo que nuestra relación es de solo sexo.

—¿Qué otras opciones tienes? —levantó una de sus cejas, claramente me haría quedar como estúpida simplemente irme caminando, pero se me hacía horrible la decisión de tomar desayuno con él.

—El suicidio siempre sido una de ellas —reí, solo quería sacar todo este ambiente tenso que se había generado.

“—¿No has pensado en que quizás saber algo más de sus vidas que no te comprometa puede hacerlos más interesantes?”

La voz de Piper siempre se asomaba como una clase de consciencia siniestra, y odiaba el hecho que influenciara en su vida; pero, ¿y si tan solo lo intentaba? Quería decir, no hablar cosas tan personales, claramente puedo mentir a veces, u omitir partes de mi vida.

—¿Sabes qué? Aceptaré tu invitación —sonreí, Piper solía ser de ambas la de las buenas decisiones, yo en cambio la que no le gusta muchas veces tomar las buenas, quizás podría hacerle caso una vez.

Me acerqué a la cama y me volví a acostar a su lado, me quedé viendo al techo, esta parte se volvería muy incómoda, intenté recordar las preguntas de Piper, ¿preguntar su edad? No le veo lo interesante, ¿su trabajo? Claro que no, ¿algún hobbie? Uh la la señorita francesa, claro que no. ¿Qué podría preguntar? Mierda, claramente no sabía que hacer, ¿y si simplemente duermo? Oh, claro que sí, gran plan.

—¿Y qué hacemos mientras? —hablé, como siempre, no puedo cerrar mi bocota.

—¿Tienes alguna idea?

—¿Sexo?

—Te desmayaste, no creo que sea lo mejor para ti.

—Entonces dormiré.

—No te dejaré, me despertaste, va a ser tu castigo.

—¿Así que con castigos estamos? —me giré hacía él, quedando un poco sobre el, muy cerca de su rostro.

Él se mantuvo en silencio, ambos observándonos, su mano comenzó a acariciar mi mejilla. Quería besarlo y tenerlo, pero no iba a empezar a discutir su no, así que me limité a quedarme ahí hasta que él me diera el paso. Lamí mis labios al sentirlos secos y acaricié su rizado cabello. Su mano comenzó a bajar a mi nuca, empujándome un poco a él, no lo pensé más y me acerqué a su boca, juntando mis labios a los suyos. Sabía que esto no llevaría a nada más, pero temía disfrutar de aquel simple beso, no podía negar lo bien que besaba, y el cómo me hacía sentir con esos sutiles movimientos, solo me hacía seguir cada uno, relajarme y ponerme en alerta a la vez.

Me alejé de él y seguí mirándolo, sonreí sin mostrar mis dientes, me acosté a su lado dejando que me abrazase por la cintura, y yo dejé reposando mi mano en su pecho. Temía el hecho que hiciera poner mis pelos de punta, haciendo que mi cuerpo se llene de escalofríos con sus toques, miradas y palabras, pero era imposible que no pasara esto, él era malditamente caliente, hacía que me excitara en segundos, y me hacía delirar por él. Vamos, que habría sido un gusto haberlo conocido en otras circunstancias menos sexuales, aunque no me quejaba de nada.

Disfruté de su silencio, de escuchar su tranquilo latido y su suave respiración. Pensé en dormir en sus brazos, así, simplemente dormir, pero no quería caer en el sueño. Me mantuve despierta esperando a qué algo pasase, pero los minutos pasaban y entre nosotros no había ninguna interaccion, sabía que estaba despierto, con una mano acariciaba parte de mi cabeza, y yo me había puesto a pasar mis dedos por todo su abdomen, dibujando diferentes espirales.

No es que este tipo de actividad atrajera mi atención, pero Francis lo había hecho, había logrado llamar mi atención, y creo que esta atención ya no es solo sexual. Claramente no llevaría a Francis a mi vida privada, así que simplemente empezaría a conformarme solo a su presencia. Pensé en alejarme de él, ¿sería capaz de hacerlo completamente?  Claramente el destino no estaba a mi favor, le había dejado mi número, y en las dos siguientes ocasiones solo nos encontramos, ni hubo necesitad de llamar por el otro, y estaba de más decir que ni su número tenía yo.

—Francis —hablé sin pensarlo, ni siquiera sabía que le diría.

—Noah —pronunció aquel apodo, más que sentirme como esa tal Noah, a veces era como una persona aparte que ni siquiera me representaba.

—Solo... —no, pensaría bien antes de decir cualquier estupidez —... ¿Podemos ir ya a desayunar?, conozco un lugar maravilloso que queda algo cerca de aquí.

—Está bien, vamos.

Mi plan era más simple, de la cafetería podría irme sin apuros, simplemente comer algo pequeño y listo, problema resuelto. Me levanté, me puse mis zapatos y mi abrigo, colgué la cartera en mi hombro y saqué mi celular, ya se había apagado, adiós comunicación. Miré a Francis para esperar a que estuviera listo, me dedicó una pequeña risa y empezó a caminar, yo lo seguí por las escaleras y salimos de su casa. Caminamos en silencio hasta su auto, quitó el seguro y abrió la puerta del copiloto, entendía que era unos de esos micromachismos que se daban a la luz hoy en día, pero yo era más de la idea de simplemente empezar a hacerlo a que dejar de hacer eso completamente. Le sonreí en respuesta y entre al carro, me acomodé y esperé a que el se subiera en su lugar, lo encendió y partimos hacía en centro de Londres.

—¿Puedo poner música?

—Adelante, la radio es toda tuya.

Se me hacia mucho más cómoda ésta situación con algo de música de fondo, no sabía los gustos de Francis, así que puse algo que simplemente le podía gustar a cualquier persona, "Under Pressure" de Queen. Empecé a mover mi cabeza al ritmo de la melodía, me encantaba demasiado ésta canción. Veía de reojo como Francis también disfrutaba de la canción, me sentía bien, había elegido una buena canción.

—¡PRESSURE! —ambos gritamos girando nuestras cabezas. Solté una gran carcajada al darme cuenta de la estupidez que acaba de pasar, seguimos cantando la canción mientras el conducía a la cafetería que le había dicho.

El viaje se me había hecho corto, y le agradecía a Queen por ello. Me bajé del auto con mi cartera en mano, me giré esperando a Francis, cuando la chica pelirroja se asoma el pánico entró en mi, claramente no había tomado unos puntos en cuenta.

CENSORED +18 | Robert Sheehan | Alissa LindbergDonde viven las historias. Descúbrelo ahora