El timbre sonó por todo mi departamento, me levanté ansiosa, me vi por última vez en el espejo, me había puesto un conjunto de lencería blanco, y encima de este una capa negra algo trasparente. ¿Era mucho? Quizás, pero a veces me hacia sentir segura, y me gustaba simplemente usarla. Caminé por el pasillo hasta la puerta principal, tomé el pomo y suspiré, vamos, sé que puedo. Al abrirla me encontré con Francis, sonreía, y yo lo hice en respuesta, lo atraje a mi y le planté un beso.
Cerré la puerta, tomé su mano y me separé de sus labios, sus ojos me hipnotizaban, y ya con ese simple beso me hacia sentir tan bien. Lo guié hasta mi habitación y volví a besarlo, saqué su chaqueta y bufanda, sus manos recorrían mi piel por debajo de la capa, y comenzó a sacarla lentamente, dejando al descubierto mi ropa interior. Se quitó su camisa y me atrajo a él.
—¿Acaso celebramos algo? —infirió sobre mi atuendo.
—Hum... ¿El hecho que estás en mi apartamento es una buena excusa?
—Suena bien para mi.
Sus dedos afirmaron mi mandíbula, moviéndome hacia sus labios, me besó con delicadeza, moviendo de manera firme sus labios sobre los míos. Su mano acariciaba mi mejilla, rodeando mi oreja y haciendo una leve presión. Me encantaba lo trasversal que podía llegar a ser, y al mismo tiempo. Me guió hasta la cama, me levantó y me acomodó bajo su cuerpo, sus besos viajaban por mi cuello, y claramente habrían marcas en él más tarde. Sus manos jugaban con mis pechos haciéndome delirar, simplemente se sentía tan bien estar bajo suyo que me impacientaba para tenerlo dentro de mi. Desabrochó mi brasier y comenzó a bajar por mi cuerpo, sus dedos jugaban con el borde de la última prenda que me quedaba, poco a poco la bajó, lentamente, como si dispusiera de todo el tiempo del mundo.
—Esta es una ocasión especial, tengo una sorpresa para ti.
Bajé mi mirada al sentir como sus manos separaban mis piernas, solo pude ver como su rostro se acercaba a mi clítoris, dejé salir un gemido, mi espalda se arqueó, su lengua se movía en diferentes direcciones, provocando más placer en mi, mordí uno de mis dedos evitando soltar algún gemido más fuerte, y mi otra mano se encontraba sobre la nuca de Francis. Sentía todo mi cuerpo ardiendo, queriendo más de él, pero no quería llegar aún a mi orgasmo, no sin tenerlo completamente.
Su boca se separó de mi, y subió para besar mi cuello, escuché como se rompía en empaque del condón, mi cuerpo temblaba con tan solo su presencia, si aroma me tenía loca, y sus labios hacían la presión perfecta sobre mi piel. Entró lentamente en mi, dejé salir un gemido grave, lo escuchaba en mi oído, el cómo respiraba. Sus movimientos eran lentos y profundos, algo a lo que nunca me había acostumbrado, su cuerpo estaba pegado al mío mientras su pelvis golpeaba y presionaba contra la mía. Nunca había sido fan del sexo lento, pero esto me tenía loca, sus labios besaban mi cuello y mi respiración se volvía agitada y profunda con cada movimiento suyo.
Pegó sus labios a los míos, moviendo su lengua al compás de nuestro labios, mientras aumentaba la velocidad de su cadera. Sentía olas de placer por todo mi cuerpo, mis manos tocaban su pecho, dejé salir de mi boca suaves gemidos mientras sus movimientos se hacían cada vez más rápidos. Me dejé llevar por él y el placer que me entregaba, hasta alcanzar mi orgasmo, y a los segundos, escuchar el suyo en mi oído. Se quedó ahí recuperando su aliento, me miró, su rostro era iluminado por la luz que entraba desde mi ventana, mordí suavemente mi labio, acarició mi mejilla y me besó, algo lento, sin ninguna intención. Sentí tanto temor, pero sus caricias solo lograban tranquilizar mi cuerpo, no hice nada, solo esperé a que se pusiera a un lado y poder dormir.
Me acomodé en la cama de lado, dándole la espalda, lo sentí pegarse a mi espalda y abrazó mi cintura. Dejaría que descanse, sin embargo no podía dormir. No sentía ni frío ni calor, no estaba triste, para nada, pero tampoco me sentía feliz. Simplemente estaba allí, en mi propia cama siendo una impostora y traicionera. Solo sentía como la presión en mi pecho crecía, y se volvía más fuerte. Me sentía vacía, otra vez. Y cuanto quisiera cerrar mis ojos, tal vez dormir, o simplemente al abrirlos, comenzar de nuevo. Y me da miedo, me doy miedo, tengo temor de mi misma, sabía como esto terminaba, y solo quería callar a mi mente, callar todo lo que pienso y simplemente dormir, peo no podía, ya no podía callarme a mi misma, y es que toda mi vida me había esforzado en volverme fuerte, fuerte ante los demás, nadie conocía lo más débil de mi, pero la única persona que puede destrozarme, hacerme explotar, solo soy yo misma, yo y mis estúpidos pensamientos.
Y no quería estar así otra vez, no quería sentirme débil otra vez más.
ESTÁS LEYENDO
CENSORED +18 | Robert Sheehan | Alissa Lindberg
FanfictionSolo una persona podía hacer sentir su corazón completo. Solo que aquella persona no era la indicada para estar a su lado en esta vida. 🕎 ADVERTENCIA: Esta historia contiene escenas sexuales, consumo de alcohol, tabaco y drogas, palabras ofensivas...