Desperté sintiendo todo mi cuerpo adolorido, y junto a este algunas sábanas que acariciaban mi piel como si quisieran quitar mi cansancio. No me atreví a abrir mis ojos para encontrarme que quizás era muy temprano o ya había perdido mi trabajo definitivamente. Y odiaba admitirlo, me fascinaba mi trabajo, pero amaba más arriesgarme y salir a emborracharme los martes y jueves en especial. Sabía de sobra que no era mi habitación, y menos con la persona que me encontraba, tampoco es que tuviera tanta relevancia en mi vida, pero agradecería haber estado algo más sobria para saber si estoy o no satisfecha con todo esto.
Y a pesar que amaba mi vida, odiaba este futuro a pesar de llenarme de felicidad, no es como mi yo de 12 años pensara que terminaría así, al borde muchas veces de la muerte, en los extremos de la vida, siempre tambaleándome de un lado a otro como si buscara un buen resultado de algo que no hice de buenas maneras.
Me decidí abrir los ojos ya al no sentir ninguna presencia viva a mi lado, aún no se encontraba tan iluminada la habitación, había una ventana de frente a mi, así que fue fácil deducir que aún no eran ni las cinco de la mañana. Supuse que la persona de mi lado estaba profundamente dormida, no sé a qué hora habremos llegado, y menos por qué desperté a esta hora de la madrugada.
Sentí como la persona de mi lado comenzó a moverse, intenté hacerme la dormida, pero un pequeño roce en mi espalda hizo sobresaltarme. Vi una manos masculina apoyarse por delante mio, unos labios que pasaban con húmedos besos a lo largo de mi cuello y espalda. Apenas veía sombras, aún era muy oscuro para lograr ver bien los detalles, ¿y si tan solo falto una vez más al trabajo? Tampoco es como que se puedan quejar, siempre pago mis horas lo más pronto posible para no escuchar los fastidios de mi jefe.
Disfruté tranquila aquellos beso que se inclinaban hacia mi mandíbula, me giré quedando debajo de su cuerpo y atraje su rostro al mío, me sentía tan necesitada que el beso fue lleno de lujuria. Sus manos recorrían ardiendo sobre mi piel, su cuerpo rozaba con el mio haciendome estremecer, y mierda, se sentía tan malditamente bien que me importó una mierda no saber su nombre, y tampoco quería hacerlo.
Sus besos bajaron por mi mandíbula hasta mi cuello, me sentía acalorada, tan malditamente excitada que no dude en que ya estaba preparada para que me penetrase, y me excitaba aún más el que nuestras pieles empezaban a estar más calientes al tacto de la otra. Siguió bajando hasta llegar a uno de mis senos, el cual besó y mordió, y con su mano masajeaba mi otro pecho. Comencé a jadear, quería simplemente gritarle que parase con sus juegos, que lo quería ya.
Bajé una de mis manos, tocando todo su abdomen, tenía marcada su pelvis así que me guíe por aquella línea hasta su miembro, empecé a tocar tranquila toda su longitud, hasta llegar a su glande y tocar tranquila la punta de éste. Subió hasta mis labios y volvió a unir los suyos a los míos, mordí su labio inferior mirando a sus ojos. El sol comenzaba ya a iluminar un poco la habitación, me hacía ver un poco más su rostro, apenas la silueta de éste. Sentí como entró en mi a una velocidad moderada, y empezó a moverse cada vez más y más rápido dentro de mí. Dejé escapar mis gemidos cerca de su oído, mientras yo también escuchaba los suyos en el mío, y para que iba a mentir, este hombre me estaba subiendo al paraíso, sin moverse tan rápido me estaba haciendo delirar, sabía cómo y dónde debía moverse y tocar de mi cuerpo.
A través de mi cuerpo bajaba una corriente de escalofríos por mi columna vertebral, mis paredes vaginales se apretaban contra su grosor, su velocidad aumentó, me sentía cada vez más en la cima, como en tan solo una embestida me hizo explotar, arqueando mi espalda y dejando escapar un gran gemido, tan solo otra embestida más y él alcanzó su orgasmo, casi junto al mío.
Descansó su cabeza junto a mi frente, mezclando nuestras respiraciones, abrí mis ojos para encontrarme con sus orbes verdes, puse mi mano en su nuca para acercarlo una vez más a mis labios, y mientras me deleitaba con sus besos, enredaba mis dedos en su cabello rizado. Y temía volver a encontrármelo, porque era tan jodidamente guapo que sabía que no resistiría a tan solo su presencia.
Se dejó caer a mi lado y se quitó el condón tirándolo a un bote de basura junto a su cama, no había tomado en cuenta cuando se lo puso pero lo agradecía. El sol ya iluminaba completamente la habitación, así que me quedé mirándolo, intentando recordar cada detalle de mi polvo de una noche, porque sabía, más bien, debía no volver a verlo.
—¿Qué tanto me ves? —sonrió, soltando una pequeña risa —,se qué soy hermoso y no puedes evitar mirarme.
—Por el amor de lucifer, ¿y esa autoestima tan alta? —me uní a su contagiosa risa.
—Por cierto, me llamo... —Antes que dijera algo, tapé su boca, primera regla, nada de nombres.
—No, no tu nombre.
—¿Por qué?
—Puedes arruinar mi reputación —dije irónica —; solo, no lo necesito, y tu tampoco necesitas mi nombre para tener sexo conmigo.
—¿Así que eres una chica misteriosa? —alzó una ceja; sus movimientos faciales me tenían hipnotizada, asumía el hecho de que algunas personas sean muy expresivas, pero este hombre lo lleva a otro nivel.
—Si quieres podemos ponernos apodos, por ejemplo, tu tienes cara de Isaac —arrugó su nariz, como si le diera asco el nombre —, ¿qué? ¿no te gusta acaso?
—Tengo un amigo que se llama así, sería raro.
—Está bien, mejor tu ponte el tuyo y yo pondré el mío, ¿está bien?
—Me parece justo, soy Francis.
—Soy Noah.
♣
Terminé de poner mis prendas en mi cuerpo, tomé una bufanda de plumas azules y mi cartera, busqué en el interior encontrándome con mi celular, suspiré tranquila y lo prendí, apenas tenía un quince por ciento, pero al menos funcionaba. Vi tan solo lo básico, respondí a unos cuántos mensajes y miré mi ubicación, vaya que si estaba lejos de mi hogar. Lo volví a guardar y salí de la habitación, caminé sin hacer ruido, escuchando como su dulce voz tarareaba alguna canción desde la ducha, aguante una pequeña risa que surgió desde mi garganta. Con mis tacones en la mano bajé las escaleras, la puerta de salida estaba frente a mi, no iba a ser tan difícil salir como pensé, la abrí y respiré tranquila al verla sin ningún tipo de seguro, puse mis tacones y me detuve mirando a mi alrededor. A un lado de la sala principal había una pequeña mesita, tenía un par de papeles y facturas, no le había dejado mi número, no lo vi necesario, pero ahora, ¡mierda! Quiero volver a tener sexo con él algún otro día, pero no debía ser así, no debía tener contacto con él otra vez en mi vida.
Escuché la ducha apagarse, mandé todo mi pequeño debate interno al demonio y tomé un lapiz, busqué una hoja que no tuviese importancia y corté un rectángulo, escribí mi número y salí rápidamente de la residencia con camino a mi hogar.
#########
Llámame si no tienes nada que hacer
- Noah.
ESTÁS LEYENDO
CENSORED +18 | Robert Sheehan | Alissa Lindberg
FanficSolo una persona podía hacer sentir su corazón completo. Solo que aquella persona no era la indicada para estar a su lado en esta vida. 🕎 ADVERTENCIA: Esta historia contiene escenas sexuales, consumo de alcohol, tabaco y drogas, palabras ofensivas...