Desde el momento en el que te colaste en mi mente por primera vez supe que no había marcha atrás.
Me gusta pensar en ti, soñarte, escribirte. Y eso me asusta, porque soy experta en arruinarlo todo, porque provocas un deseo constante de quererte, de hacer las cosas bien, y no sé hacerlo, eso me deja impotente y débil ante ti.
Suelo escribir sobre ti cosas que probablemente jamás serán leídas. Tus ojos, tus hermosas mejillas, tu encantadora sonrisa. Absolutamente todo eso y más me impulsa a escribirte más sentido de lo que nunca lo he hecho.
Me llevas por un camino sin retorno, desconocido. Y eso me aterra, pero también me gusta.
Deseo llegar a comprenderte y fascinarme con cada parte de tu ser. Desde ahora con miedo e inseguridades me permitiré sentir.
Tu amor me asusta, pero dejaré que surja.
P.