Cap 10

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. Un hijo para Rukia .

De: Priss

Capítulo X: Rompiendo la rutina.

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Así que finalmente la había convencido.

En los últimos días, Ichigo le había insistido en romper la rutina y hacer una especie de ritual. Ir a cenar, salir de paseo, ver una película, el teatro, lo que fuese.

~ Todas esas cosas que hacen las parejas normales.

Rukia recordaba las palabras de su esposo.

El problema era que ellos nunca fueron una pareja cómo cualquier otra. Nunca los obligaron a casarse.

"Al menos no a mí, por lo menos."

Pensaba la pelinegra, una sonrisa cruzando su bello rostro al recordar cómo Ukitake prácticamente arrastró a su sobrino al altar.

Pero no existió sentimiento alguno de por medio, no lo hubo, no lo hay, ¿verdad?.

Rukia jadeó sutilmente cuando sintió las traviesas manos de Kurosaki de bajo de su vestido, olvidando así cualquier pensamiento ajeno a este momento.

La maldita abertura del costado izquierdo había sido muy conveniente para el muchacho quien, posado de tras de su esposa, no perdió tiempo y sus dedos se perdieron dentro de las braguitas.

Planeaban cerrar la noche con broche de oro.

Este ritual parecía no ser tan malo después de todo, la cena había estado deliciosa e Ichigo no había tenido que prepararla. Pasear un rato por las calles, bajo las luces de los faroles, desvaneció la presión.

Tomados cómo iban de la mano, quienes llegaron a verlos hubiesen jurado que eran novios.

El vestido negro y el sostén ya estaban olvidados en el alfombrado piso de la habitación, junto con la camisa y los pantalones del pelinaranja.

Rukia nuevamente se sentía flotar con suavidad; siempre que estaba entre los brazos de su apuesto esposo, aunque no lo dijera o rara vez lo demostrase, disfrutaba mucho de sus tórridos encuentros de cama.

Sus besos, sus caricias, los susurros cerca de su oído, ¡ todo !. Y comenzaba a preguntarse por qué.

Kuchiki se quedó inmóvil, asustada porque una vez más descubría que quería hacer el amor con Ichigo Kurosaki, por deseo y ansiedad más que por el propósito que dio inicio a todo esto.

Pero no era ese su único temor, últimamente se preguntaba por qué su esposo era tan complaciente, dedicado y casi no le protestaba nada.

De las continuas peleas, gritos y discusiones solo le quedaba el recuerdo, todo eso había sido reemplazado por besos, caricias, palabras hermosas y la insoportable ansiedad de unir sus cuerpos.

~ Eres tan bella, ¡ me encantas, Rukia !. . . me fascinas !!.

La pelinegra entrecerró los ojos al escuchar las palabras que su amante le dedicaba.

Y las manos de este masajeando sus senos mientras su cálido aliento chocaba cerca de su oreja, o le mordía el cuello, marcándola con suavidad.

~ Ahh Ichi. . .

Rukia perdió el control de sí y no supo en qué momento sus suaves y finas manos se escondieron dentro del bóxer de Kurosaki. Palpando la hombría del muchacho; dura, gruesa, palpitante.

Lo acarició por contados segundos antes de subir y bajar las manos, estimulándolo, luego sus manos fueron subiendo hasta acariciar el pecho musculoso de Ichigo. . . su rostro y terminó por enredarse en sus rebeldes cabellos naranjas.

Un hijo para Rukia (versión Bleach)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora