Cap 8

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. Un hijo para Rukia .

De: Priss

Capítulo VIII: La más importante, la única.

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Ichigo abrió la puerta con desesperación.

Era temprano, simplemente salió de la oficina y vino directamente a su casa, quería verla, sentirla; la necesitaba ahora, ¡ la necesitaba ya !.

Y una vez más entró a la habitación sin primero tocar a la puerta. . . y la vio en ropa interior.

~ ¿Qué crees que haces, pervertido?.

Él no la escuchó, tan solo se apresuró a tomarla entre sus brazos y besarla con todo el deseo, con toda la pasión que por ella tenía y que había tenido que reprimir.

~ ¿Quieres hacerlo, aquí, ahora?.

Le decía entre besos el apuesto pelinaranja, mientras la sujetaba por las caderas y la elevaba suavemente.

Kuchiki rodeó la cintura del muchacho con sus piernas.

Ninguno se atrevió a romper el beso. Rukia abrazó fuertemente a su esposo, suspirando cerca de su oído al sentir esas grandes manos oprimir suavemente cada uno de sus senos, amasándolos a placer, oprimiendo los duros pezones por encina del sostén.

En esa posición un tanto incómoda y que sin embargo no deseaban romper, Kurosaki, cómo pudo, se quitó la camisa dejando que la joven acariciara su musculoso pecho.

Los senos de la joven pronto quedaron descubiertos e Ichigo los miraba con sumo detalle. Ni grandes ni pequeños, redondos, firmes pero suaves.

"¡ Perfectos, esa es la palabra !."

Pensaba el muchacho quien, endiosado con la exquisita figura de su bella esposa, dejó que sus apasionados labios recorriesen las obras de arte que frente a él se erguían.

Rukia, inmóvil, respiraba agitada, tan solo mirando cómo el ojimiel bebía de sus senos; sus ojos cerrados, tenía una expresión tranquila. Parecía un bebé tomando gustoso y feliz su alimento.

La pelinegra sonrió sutilmente al pensar semejante locura. No, Ichigo no era un niño, aunque a veces lo parecía. Era un hombre que disfrutaba de su cuerpo, que la estaba llenando de suaves pero ardientes caricias que no llegó a imaginar jamás compartir con él.

~ Ohh, Ichigo !!.

Un débil gemido escapó de labios de la mujer al sentir cómo su esposo succionaba el duro y sonrosado pezón.

Y al escucharla, Kurosaki estrechó fuertemente su pequeña cintura, elevándola varios centímetros sobre el piso y tomándola entre sus brazos, caminando hacia la cama para recostarla con tal delicadeza, como si fuese alguien muy especial.

E Ichigo no sabría decir porque, pero en ese momento lo era. En ese instante, Rukia era todo para él; no había nada más que le importase, solo ella. . . solo ella.

~ ¿Estás realmente dispuesto a hacer esto, Ichigo?, porque no quiero que después me reclames o me lo eches en cara.

Pero Rukia era experta en romper el encanto.

Fría y hasta dura, lo miraba desafiante, cómo si esto fuese simple obligación, puros requisitos.

Bueno, era un mutuo acuerdo, ¿no?. Más esta vez el pelinaranja no prestó atención a la frialdad de su esposa, porque ahora la sentía cálida. La deseaba de forma enfermiza, ella había encendido la pasión en él y no iba a detenerse hasta haberla apagado. . . con ella.

Un hijo para Rukia (versión Bleach)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora