Capítulo 04 💖

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George y Eleanor me esperan abajo de las escaleras, ansiosos de lo que tenga que decir

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George y Eleanor me esperan abajo de las escaleras, ansiosos de lo que tenga que decir. Espero que no hayan escuchado la pequeña discusión que Shelmy y yo tuvimos antes de llegar a un acuerdo de paz. Si es que se le puede llamar así.

Ella prefirió nuevamente encerrarse en su habitación, y como ven, yo soy el jodido repartidor de  noticias. No sé cómo va a resultar todo esto, pues en lo primero que debería pensar es en salir de esas cuatro paredes, catalogadas como zona de confort. Supongo que reconocer lo que tiene es el verdadero inicio.

Pero... ¿Por qué le doy tantas vueltas a este asunto?

Imbécil, solo diles lo que quieren saber y largate de aquí. —Esa es mi maldita conciencia diciéndome que hacer. A veces nos llevamos bien, otras veces me logra irritar tanto.

—¿Qué pasó? —pregunta Eleanor, dando un paso hacia mí cuando estoy a un escalón de bajar completamente las escaleras. Sus manos están a la altura de su pecho, como si antes de hablarme estuvo rezando alguna plegaria o algo por el estilo.

—Irá a las terapias. —Tan pronto hablo la tensión retenida en sus pechos se libera; suspiran aliviados. El señor Ford me sonríe, trato de corresponderle el gesto—. Deberían hablar con ella, tal vez insistir un poco en preguntarle lo que le pasa. Es obstinada, pero al final lo entiende. —Me encojo de hombros, mirando la baldosa.

Eleanor suelta una pequeña risa, entonces reparo en ella. No se abstiene en abrazarme con toda confianza, tal vez como si fuera su otro hijo.

—Gracias. Llegaste a casa en el momento justo. —Se echa hacia atrás, sin quitar esa sonrisa cálida que de cierta manera logra reconfortarme.

Mis comisuras tiemblan. Dejando de lado todo lo material que podría tener Shelmy, ella tiene incluso algo más valioso: sus padres.

¿Entonces así se siente el abrazo de una madre?

Apreto mis labios, insinuando una sonrisa a modo de respuesta.

—Ya tengo que irme —digo.

—¿No deseas quedarte un rato más? —cuestiona la misma—. Si se trata de Shelmy, puedo pedirle que baje.

—En realidad solo vine a darles las gracias. Realmente debo irme. Adiós. —A ella no le queda de otro que asentir, asimismo como el señor Ford. Hago una reverencia y me encamino a la entrada.

A unos cuantos centímetros, Charlie me bloquea el camino. Corretea hasta pegarse al frente y abrazar mis piernas. Alza la cara y con una semblante triste me dice:

—¿Me podrías hacer un favor?

¿Acaso soy el puto hada de los deseos? Joder.

Dejo escapar un suspiro de resignación, meto las manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón.

—¿Qué sucede?

—En unos días será mi cumpleaños, ¿podrías decirle a Shelmy que vaya a mi fiesta? Ella ya no suele ir a cosas como esa, y de verdad quiero que vaya. Por favor, Min Yoongi. —Por un segundo baja la mirada mientras hace un puchero y se aferra más a mis piernas. Automáticamente levanta la cara y me sonríe, dejando a la vista su pequeña dentadura—. Tú también estás invitado. Puedes ser su pareja.

El último estante » Min Yoongi [#1] [Completa] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora