Capítulo 27 💖

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Roces

***

Miro la hora en mi teléfono, ya son casi las ocho y media. Me inclino hacia la izquierda para ver cuántos quedan en la fila, solo faltan tres personas. El tren que sale a Daegu sale en unos minutos, y no sé por que me siento nervioso. Creo que es porque Shelmy no sabe que estoy aquí. Es decir, tal vez ya lo sabe, pero debe creer que ya estoy subido en el tren que va a Daegu.

A la vez me río, más bien me carcajeo en mi interior, pobre estúpida.

De hecho, se me escapa una risilla, pero al segundo algo me agarra del cuello, lo cual me impide respirar como se debe.

Abro los labios. ¡Puta madre, me estoy ahogando! Parezco esos perros que se atoran con los huesos.

—Así te quería encontrar, maldito puerco. —Esa voz... ¡Esa maldita voz! ¡Maldita ardilla!

—¿Qué carajos...?

—¡Querías irte sin mí!

Me suelta, me alejo a un par de centímetros para evitar que me haga otra cosa. Volteo hacia ella, tratando de recomponerme a la par de que tengo una sonrisa estúpida e incrédula en la cara. Así que sí vino. Lleva una chaqueta de invierno con capucha de pelos, tenis, jeans ajustados, una playera con un estampado de pájaros y una mochila. Llevo una chaqueta igual, solo que en color negro.

Quiere hablar, solo que por lo jadeosa que está no puede. Apoya las manos en las rodillas en lo que toma aire.

—Espérame un rato... Es que vine corriendo.

—Sí viniste.

—Nah, estamos en la cuidad moderna de los hologramas. ¿No me ves, imbécil? ¡¿Por qué te querías ir sin mí, ah?! —Se abalanza a mí, me toma del cuello, sin apretarlo.

—Vale, vale, deja el show, ya estás aquí. No creí que de verdad quisieras venir, no es como si Daegu fuera la gran cosa.

—De verdad que eres tonto. —Su molestia sigue en pie, su rostro lo dice todo.

Le sonrío como para calmar el ambiente, creo poder haber hecho algo, no obstante, me mete un golpe en el estómago con el puño y ese puto anillo de doble dedo. El golpe me hace inclinarme hacia delante por el dolor, a su vez soltar un jadeo.

—Maldita, por eso sigues igual de fea.

Agarra mi muñeca y me obliga a avanzar a la taquilla.

—Buen día —dice, usando un tono agradable. Estúpida hipócrita—. Dos boletos para Daegu, por favor.

Luego de unos minutos ya estamos dentro del tren, al mismo tiempo siendo yo arrastrado por Shelmy de la muñeca. Caminamos por el estrecho pasillo en la búsqueda de asientos que estén al gusto de mi mejor amiga. Todos los putos asientos son iguales, qué más da. Mira el interior del transporte embobada, como si fuera la cosa más genial y moderna que haya visto. ¿Acaso le dieron un tour en la época de las cavernas y me la trajeron amnésica?

Finalmente se decide en la fila de la izquierda, en los puestos intermedios. Se sienta junto a la ventana.

—A todo esto, ¿por qué no has ido en auto? Aunque lo agradezco, así no te hubiera alcanzado.

—Tener un auto a mi disposición también me hace querer ser responsable en su mantenimiento, así que está con el mecánico.

—Ay, qué considerado. —Me muestra su sonrisilla, luego se devuelve a la ventana para mirar el panorama con suma emoción. No sé, voy a empezar a creer que Charlie y Shelmy cambiaron de cuerpo.

El último estante » Min Yoongi [#1] [Completa] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora