Capítulo 37 💖

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Stanford

***

No sé si llamarlo un golpe de suerte o todo lo contrario.

Debo estar loca para denominarlo más un golpe de mala suerte que otra cosa. Es el sueño de cualquiera, cualquiera desearía ir a Stanford.

Justo cuando decido dejar el tema de las universidades muerto al menos por hoy, me llega un correo precisamente de Stanford.

Me aceptaron.

Sí, joder, me aceptaron. Y aunque eso de cierta forma ya tiene mi futuro asegurado, no me siento tan contenta.

Papá usó sus influencias, lo cual hizo que fuera menos complicado. Lo que me faltaría es ir a dar una entrevista, pero eso está en segundo plano de momento.

—Tu cara dice que no esto no es bueno. —Dongyul insinúa una sonrisa, una pésima sonrisa.

Me levanto de la silla del escritorio, camino de un lado a otro como un león enjahulado. Me siento en los pies de la cama, hinco los codos en las piernas y me froto las sienes con los dedos, como si ahora precisamente me estuviera dando un fuerte dolor de cabeza.

Reparo en el chico.

—Me siento mal porque debería estar feliz. Todos esperan eso.

—Oye —Toma asiento a mi lado, su brazo rodea mis hombros—, es comprensible que a todos no nos guste lo mismo. Tus padres lo van entender.

—Quizás sí lo entiendan, pero ¿qué pasa si sólo soy aceptada en Stanford?

—Bueno, hay que esperar, es lo único que queda. No podemos ir a acosar a los decanos, ¿o sí?

—Me gustaría hacerlo —digo por lo bajo, con cierto recelo.

A Dongyul le causa un poco de gracia. Se limita a seguir dándome calma con su brazo alrededor de mis hombros.

Lo único que siento es la preocupación incrustada en mi pecho. De pronto también me preocupa si estoy pensando correctamente, si no querer aprovechar una oportunidad como esta me perjufique en el futuro. Puedo quererlo todo con él, pero ¿realmente valdrá la pena o solo es un capricho de una adolescente de diecisiete años?

Sin embargo, lo único que sé ahora es que quiero ver a esa perra.

—¿Se lo dirás a tu padres? —me pregunta en lo que me pongo de pie.

—No, quizás en la noche. Iré a otro lado. No le digas a nadie de esto. Puedes hablarlo con Heajung si quieres, pero con nadie más. —Sentencio, él asienta.

Tomo mi bolso, me lo cuelgo al hombro, me despido de mi amigo y salgo de casa como si estuviera filmando la escena de un reencuentro después de mucho tiempo con mi novio.

El taxi me deja frente al edificio. Ahora no tengo idea si de verdad Yoongi les dijo a todos en la agencia que soy una loca que lo acosa para que no me dejen pasar.

Entro como lo he hecho las veces que he entrado aquí, que no son muchas la verdad. Cuando veo que no hay nada que temer, me relajo por completo.

A partir de aquí voy a empezar a insultar a Yoongi en mi cerebro. Se va a quedar sin trasero si no se digna en levantarse de esa silla por un momento y por lo menos me llama una vez. Conozco su horario, sin embargo, a él le encanta pasarse de las horas. Debo estar sonando muy neurótica, pero... Ojalá que sí se quede sin trasero para que sufra las consecuencias.

—¡Hey, Shelmy! —Una voz conocida llega a mis oídos.

Giro sobre mis talones y me encuentro a Jin corriendo en mi dirección. Creo que lleva rato llamándome y yo por distraída no lo escuché.

El último estante » Min Yoongi [#1] [Completa] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora