Abigail me condujo hacia una pequeña habitación del aseo. Me fije detenidamente en el interior de esta, pudiendo ver que había lo necesario para asearse y casi decadentes para ser un grupo, pero que podría cubrir lo suficiente como para hacer el apaño.
-Gracias. - Le sonreí sin tener un contacto fijo en su mirada mientras avanzaba.
-De nada. - Me sonreía mientras sostenía la puerta para que yo accediera. - Si quieres, ve preparando la bañera y desnudándote mientras te busco algo de ropa.
-De acuerdo. - La miro un poco.
-Aunque, espero que te sirva algunas que tenemos por aquí. - Mirando un poco mi metabolismo.
-Tranquila, tengo un metabolismo con algo de curvas, pero igualmente, cualquier cosa me queda bien más o menos. -Manteniendo aun el poco contacto visual.
Abigail asienta la cabeza y se va del cuarto de baño dejando la puerta medio entornada.
-Bueno, me tendré que apañar, por ahora, con todo lo que me puedan ofrecer, y luego, en un descuido me voy en la noche. - Reflexionando mientras me quito la ropa. - Aunque, también podría aprovechar para saquearles algo útil antes de que me vaya de este lugar. Eso sí, antes tengo que echar un ojo por encima a este lugar cuando salga, y así, ir al grano para coger lo necesario para escaparme de este lugar. - Rio un poco mientras me meto en la bañera.
De repente, estaba tan sumida en mis pensamientos, cuando en ese preciso instante, un hombre algo despavorido de unos treinta y pocos, algo atractivo, rubio con ojos azules al servicio.
- ¡Joder! -Grito mientras cojo las ropas que tengo cerca para taparme. - Podrías tocar o llamar, ¿no?
El muchacho se quedo parado ante mi en estado de shock y algo avergonzado ante aquella situación.
-Mira, en vez de ponerte colorado, podría disculparte o algo, ¿no? ¿O es que acaso no te han enseñado modales?
-Eh.... Perdón, señorita. - Se pone más colorado.
En ese preciso momento Abigail se acerca.
-Hola Arthur, ¿qué haces por aquí? -Lo mira mientras entra a ofrecerme una toalla y algo de ropa.
-Eh...-Algo nervioso ante la situación. -Vi la puerta algo abierta y creí que te había pasado algo a ti o a alguien del grupo. -Sin dejar de mirarme.
-Si, pero también es de ser un poco maleducado, ya que, primero debería de picar a la puerta, o algo similar, antes haber hecho lo que ha pasado. O incluso, si entras por error pensando eso, por lo menos, deberías de pedir perdón e irte de inmediato, no quedarte ahí pasmado como si fuese un subnormal y un pervertido de primera monta. - Mirándole enfurecida.
-Perdón, repito. -Lo dice cabizbajo.
-Bueno, ahora que circule el paso. Así que, Arthur, vuelve y encargarte de tu trabajo. - Le mira.
Arthur se calla y sale de la habitación.
-Toma tus nuevas pertenencias. - Se acerca para dármelas.
-Gracias. -Lo pongo en la silla. - Pero... Una cosa, me podrías dejar, ya sabe, algo de intimidad para poder vestirme. - Miro con algo de inocencia a Abigail.
-Si claro. - Me mira serenamente comprendiendo mi situación. - Te espero afuera. - Me sonríe mientras se va afuera.
En ese momento, la miro y suspiro pensando en todo lo que había pasado hasta el momento mientras empezaba a vestirme. Cuando acabe de arreglarme, me acerque a un gran espejo de pie que había en aquella habitación.
-Bueno, - mirándome por todos lados- no es mi prototipo de vestimenta, pero creo que no me queda nada mal. -Me giro hacia mi vestimenta. -Por si acaso, voy a coger la pistola por si necesito atacar o algo. -La cojo y me la meto dentro del sujetador. -Y con esto, creo que, estoy lista para salir afuera. Supongo. -Reviso todo antes de irme.