Capítulo IV.

441 23 14
                                    

Abigail me condujo hacia una pequeña habitación del aseo. Me fije detenidamente en el interior de esta, pudiendo ver que había lo necesario para asearse y casi decadentes para ser un grupo, pero que podría cubrir lo suficiente como para hacer el apaño.

-Gracias. - Le sonreí sin tener un contacto fijo en su mirada mientras avanzaba.

-De nada. - Me sonreía mientras sostenía la puerta para que yo accediera. - Si quieres, ve preparando la bañera y desnudándote mientras te busco algo de ropa.

-De acuerdo. - La miro un poco.

-Aunque, espero que te sirva algunas que tenemos por aquí. - Mirando un poco mi metabolismo.

-Tranquila, tengo un metabolismo con algo de curvas, pero igualmente, cualquier cosa me queda bien más o menos. -Manteniendo aun el poco contacto visual.

Abigail asienta la cabeza y se va del cuarto de baño dejando la puerta medio entornada.

-Bueno, me tendré que apañar, por ahora, con todo lo que me puedan ofrecer, y luego, en un descuido me voy en la noche. - Reflexionando mientras me quito la ropa. - Aunque, también podría aprovechar para saquearles algo útil antes de que me vaya de este lugar. Eso sí, antes tengo que echar un ojo por encima a este lugar cuando salga, y así, ir al grano para coger lo necesario para escaparme de este lugar. - Rio un poco mientras me meto en la bañera.

De repente, estaba tan sumida en mis pensamientos, cuando en ese preciso instante, un hombre algo despavorido de unos treinta y pocos, algo atractivo, rubio con ojos azules al servicio.

De repente, estaba tan sumida en mis pensamientos, cuando en ese preciso instante, un hombre algo despavorido de unos treinta y pocos, algo atractivo, rubio con ojos azules al servicio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¡Joder! -Grito mientras cojo las ropas que tengo cerca para taparme. - Podrías tocar o llamar, ¿no?

El muchacho se quedo parado ante mi en estado de shock y algo avergonzado ante aquella situación.

-Mira, en vez de ponerte colorado, podría disculparte o algo, ¿no? ¿O es que acaso no te han enseñado modales?

-Eh.... Perdón, señorita. - Se pone más colorado.

En ese preciso momento Abigail se acerca.

-Hola Arthur, ¿qué haces por aquí? -Lo mira mientras entra a ofrecerme una toalla y algo de ropa.

-Eh...-Algo nervioso ante la situación. -Vi la puerta algo abierta y creí que te había pasado algo a ti o a alguien del grupo. -Sin dejar de mirarme.

-Si, pero también es de ser un poco maleducado, ya que, primero debería de picar a la puerta, o algo similar, antes haber hecho lo que ha pasado. O incluso, si entras por error pensando eso, por lo menos, deberías de pedir perdón e irte de inmediato, no quedarte ahí pasmado como si fuese un subnormal y un pervertido de primera monta. - Mirándole enfurecida.

-Perdón, repito. -Lo dice cabizbajo.

-Bueno, ahora que circule el paso. Así que, Arthur, vuelve y encargarte de tu trabajo. - Le mira.

Arthur se calla y sale de la habitación.

-Toma tus nuevas pertenencias. - Se acerca para dármelas.

-Gracias. -Lo pongo en la silla. - Pero... Una cosa, me podrías dejar, ya sabe, algo de intimidad para poder vestirme. - Miro con algo de inocencia a Abigail.

-Si claro. - Me mira serenamente comprendiendo mi situación. - Te espero afuera. - Me sonríe mientras se va afuera.

En ese momento, la miro y suspiro pensando en todo lo que había pasado hasta el momento mientras empezaba a vestirme. Cuando acabe de arreglarme, me acerque a un gran espejo de pie que había en aquella habitación.

-Bueno, - mirándome por todos lados- no es mi prototipo de vestimenta, pero creo que no me queda nada mal. -Me giro hacia mi vestimenta. -Por si acaso, voy a coger la pistola por si necesito atacar o algo. -La cojo y me la meto dentro del sujetador. -Y con esto, creo que, estoy lista para salir afuera. Supongo. -Reviso todo antes de irme.

Mr. Morgan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora