Capítulo XI.

320 13 8
                                    

Mientras tanto, Arthur estaba en mitad del bosque.

-Dios que puto dolor de cabeza. -Se queja mientras se despierta. - ¿Qué ha pasado? -Intenta recordar todo.

En ese momento, su mísera cordura, o por lo menos la poca y vaga que tenía, pasaron millones de recuerdos de todo lo que había sucedido con anterioridad hasta la hora de la paliza.

-Mierda...-Intenta restaurarse con su compostura, a pesar de la gran dificultad que tiene por el golpe. -Tengo que ir por Anastasia ahora mismo...-Mira a su alrededor por si hay algún caballo o cualquier medio de transporte que le sea útil. -Ya que, presiento que está en graves problemas sino voy rápido por ella...

Mira, inútilmente de modo desesperante, por su alrededor percatándose de su soledad.

-Me cago en mi suerte...-Hecha otras maldiciones de su boca al no encontrar nada que le sea útil. -Bueno, tendré que hacer de tripas y corazón e irme andando, o, en los peores casos, buscar una solución rápida antes esto si no quiero que le pase nada a Anastasia...- Se abrocha su cinturón vaquero y coge su gorro de convoy. - Pues... Vamos allá. -Avanza a pie hacia un sendero.

Mientras tanto, Anastasia registra con cuidado todo el local, cuyo malechones, le habían encerrado.

-Arthur...-Mira por todas partes, buscándole en un intento fallido. -Arthur...-Susurra. - ¿Dónde diablos estarás? -Algo desesperada y cabreada ante la inútil búsqueda. - No si al final... Tendría que haber hecho lo que en un principio dije, no está gilipollez, porque al final al cabo, la que le van a dar mucho por culo es a mí, no a él.

- ¿Dónde vas señorita? -Apunta alguien con una escopeta de doble cañón hacia mi nuca.

Me levanto algo acojona mientras levanto mis manos.

- ¿A ti qué? Pedazo de anormal. -Con aires de vacile.

-Solo respóndeme a esta cuestión que te he formulado, señorita. - Ríe maliciosamente. - Y no te la voy a decir una tercera vez.... O por lo menos, sino quieres morir antes, claro está.

- ¿Qué quieres saber, capullo? -Vacilándole más. - ¿El motivo de por qué me he escapado? ¿O por lo menos el intento? - En un descuido, me giro y le escupo en toda la cara. - Que sepas que lo he hecho para no verte más tu puta cara de anormal que me traes.

Tras esto, corro como una condenada por todos los pasillos del lugar intentando buscar desesperadamente una salida.

John, con su escopeta en mano, intenta disparas en el aire para asustarme o intentar que alguna bala me rozase, mientras que, intentaba quitarse toda la saliva que le había echado en su cara.

- ¡Gilipollas! -Me grita mientras corre hacia mí. - ¿Dónde de escondes maldita niña del diablo?

Sin mirar hacia atrás en ningún momento e intentando esquivar todas las balas posibles que me lanza, intentaba buscar, aun con más desesperación, hacia una salida posible que me pudiera escapar de aquel local por todos los medios que me fueran posibles, ya fuese por una ventana, por una puerta...

Cuando por fin parecía que la suerte pudo conmigo y conseguir lograr salir de aquel infierno y lograr alcanzar uno de aquellos caballos que estaban atado en una especie de establo, un ejercito de muchedumbre se me quedo mirando como si sus miradas fuesen espinas enganchadas a mis carnes.

- ¡A por ella! -Gritaba John mientras me señalaba con la escopeta.

- ¡Mierda! -Gire mi cabeza para ver aquella situación mientras intentaba montarme en el caballo torpemente.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 29, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mr. Morgan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora