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El humor del bello príncipe Seokjin no era envidiable la mayor parte del tiempo pero nadie quería estar cerca de él justo después de una pelea con sus progenitores, sus emociones se disparaban a ser cien veces peores y ese día los reyes parecieron haber sido aún menos amables con sus hijos. El resultado de todo era predecible, estaba tan molesto que ni siquiera deseaba ver a NamJoon en lo más mínimo.

Todos sabían que la princesa Jennie no sería capaz de romper el compromiso, tenía demasiadas razones para mantenerlo; Seokjin era un príncipe, era atractivo, desbordaba poder debido a su apellido y ella tendría entre sus manos un poco de eso así que, Jin no entendía el alboroto que sus padres armaron si todo continuaba en pie.

NamJoon era comprensivo, entendía el sentir de su príncipe y no sé atrevió a protestar cuando el joven cerró la gran puerta en su rostro, lo justificó con la exigencia y carácter de los reyes. Pese a todo algo era cierto y es que Jin había cambiado, no era tan egoísta o soberbio, quizá era alguien diferen-....

"¡Son sólo unas malditas uvas! ¡¿A caso son unos inútiles?! ¡Vayan!"

"Príncipe, se lo rogamos, no hay necesidad de levantar su voz. Se lo hemos explicado, el joven Taehyung y usted acabaron con todas las uvas el día de ayer. P-Pero hay más fruta." bueno, tal vez no era muy diferente después de todo.

"Nos estás culpando." afirmó la voz de Jin con enojo y plasmó en su rostro la definición más exacta de indignación, dedos sobre su pecho y cejas alzadas. "¡Que atrevimiento! Te ordeno que te vayas y no vuelvas jamás al castillo." decretó con firmeza.

"Ruego que se tranquilice, príncipe." le suplico la cocinera, y es que la calma era algo difícil de sostener en el castillo pero nadie podía negar que hacía algunas semanas que una escena como esa no sucedía y la confianza los abordó de lleno al creer que sería así por al menos un tiempo más largo.

"¡No! ¡Son unos inútiles!" continuó gritando, probablemente más de una persona de preocupó por la salud de su garganta pero el miedo de sus filosas palabras superó ese pensamiento. NamJoon debatía internamente consigo mismo ¿Debería hacer algo al respecto o debería simplemente dejar al príncipe expresarse?

Bueno, la conclusión le llegó pronto y es que haría lo correcto, aquello que la lógica y la piedad indicaba.

Expresarse era muy importante.

Observó silenciosamente la escena, sonriendo con poco disimulo ante las acciones desesperadas de los otros sirvientes y suspiró apenas, nada parecía terminar pronto.

[...]

Estar dentro del castillo era casi siempre lo mismo a cualquier hora del día, jamás había demasiado ruido, el silencio era más abundante que los escalones en la edificación, solía provocar que Seokjin pensara demasiado y no le gustaba, excepto en ese momento, el sol de la mañana lo abrazaba con premura, ansioso de regalar de su ideal temperatura y, por un instante, se sintió como la atmósfera ideal para un libro de romance.

Su espalda reposaba sobre un pecho ajeno, demasiado cómodo como para admitirlo, trataba de deshacer el enojo de su propio sistema y relajar los músculos de su rostro. Sentía un par de dedos usar las hebras de sus cabellos como entretenimiento, llendo de el inicio al final con lentitud, casi como si no le importara tener que esperar hasta que su rigidez desapareciera, concentrado en el castaño que se volvía dorado por momentos gracias a la luz del sol.

De pronto, la falta de uvas dejó de parecerle lo peor de su día, su progenitora gritando frente a él dejó de ser la fastidiosa situación de siempre e incluso se sintió mal por los sirvientes que dejó sin empleo, pero esa sensación tampoco estaba importando, porqué se sentía ligero y merecedor de las caricias en su cabello.

❝Príncipe❞ #1 [NAMJIN] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora