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El pulcro amparo de su habitación seducía a sus párpados para que cedieran ante la repentina somnolencia que invadió su cuerpo, después de que su ira se disipara al mismo ritmo que el curso del riachuelo que había cerca de una de sus habitaciones, se recostó sobre las suaves sábanas, delicadas y algo desordenadas.

Tres suaves golpecitos en su puerta alertaron a su mente. Giró su cuerpo al lado contrario de donde provenía el sonido e ignoró por completo la situación, una parte de él deseaba transformarse en polvo y escapar por la ventana, unirse eternamente con el viento y perderse para siempre, pero su composición era la misma, no importaba cuanto pensara y deseara una cosa distinta.

Su rostro cambió su expresión a una de total fastidio cuando la fragancia y el murmullo que solo su madre producía lo hizo consiente de su presencia, sin tener la más nimia necesidad de mirar.

"¿Qué requieres?" preguntó sin demasiado ánimo, sus ojos castaños tratando se centrarse en el algún punto insignificante del amplio espacio, ocupado en descifrar sus pensamientos o quizá en contar las hojas de los árboles lejanos ¿No podía simplemente dedicar su vida ello?

"Tu comportamiento fue digno de un infante, hijo. Aunque admito mi error, por hacerte creer que podrías elegir..." volteó su rostro hacia la reina, detallando su imponente semblante, sus facciones, desde sus ojos hasta la forma de sus labios ¿A caso era un espejo? ella continuaba luciendo joven, aunque quizá todos olvidaban que lo era debido a sus palabras y a la manera de expresarse, hostil y cruel.

"Te casarás, no hay duda o impedimento tuyo o ajeno para ello. No puedes negarte, lo harás." sentenció con una voz suave, casi perturbadoramente suave. "Siempre amaste lo que ser "príncipe" te otorgaba, riqueza, lujos, comodidad... bien, ahora, esto también es parte de ello. En una semana la conocerás, te aseguro que te agradará." una sonrisa amarga se formó en su rostro. "Oh, y gracias a tu capricho...tendremos que buscar a alguien que reemplace a Alexssandra." Jin hubiera opinado de mala manera, gritado a los cuatro vientos lo inconforme que se sentía con todo aquello. Sin embargo, la idea de tener que casarse con alguien que no conocía, lo asustaba, más aún que aquello tuviera que formar parte de su vida pues estaba obligado a hacerlo, un menester infrenable que parecía haberse adherido a su alma mucho antes de nacer.

Sin decir algo más o esperar una respuesta, YoungMi abandonó el lugar.

Jin tan sólo quería tomar un baño de agua tibia, le pediría a... no, tendría que hacerlo por él mismo. Ahora se arrepentía de sus palabras.

Soltó un quejido en voz baja y desordenó aún más las sábanas, cediendo ante las palabras de su progenitora a cerca de parecer un infante, no podían culparlo, así había sido tratado y esperar un cambio luego de un solo mandato, era demasiado. El silencio lo estaba aturdiendo por completo, no quería pensar en nada, no quería ser obligado a amar a alguien.

Cerró sus párpados despacio, dejando que su cuerpo se deshiciera de la tensión. Cayendo lentamente en un sueño profundo, del cual, no quería realmente despertar.

[...]

"Príncipe, despierte por favor. Sus padres le están esperando abajo." se removió aún con vestigios de sueño en su rostro y en su cuerpo. Su día anterior tenía ventaja para convertirse en uno de los más aburridos y terribles de su vida, pues evitó el resto del día a sus progenitores e ignoró a los demás sirvientes que le suplicaba que saliera de su habitación.

"Diles que voy en unos minutos, puedes retirarte." la joven hizo una reverencia y salió de su recámara. Intentó disimular su noche de insomnio lavando su rostro en agua fría, aunque la sensación que dejó fue poco agradable. Arregló su vestimenta sin demasiado cuidado y salió del lugar, recorriendo el lujosos pasillo con fastidio notable, pasos lentos y monótonos, como si estuviese caminando a su propia muerte, aunque careciendo de miedo respecto a ello.

❝Príncipe❞ #1 [NAMJIN] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora