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Jin se vistió y se arregló delicadamente, cada detalle le resultaba importante de tratar, desde el brillo de sol sobre su iris castaño hasta la menor arruga sobre las telas que vestía, el color de sus labios de un tono carmín en el centro, y no podía evitar desperdiciar un par de minutos apreciando la belleza de sus facciones, y sí, el joven príncipe nunca había tenido problemas en admirar su hermosura.
Miró con cuidado el resultado final, y quedó satisfecho con ello. Se dirigió hacia la puerta y la abrió, encontrándose con NamJoon, quién lo esperaba con una sonrisa que estiraba sus labios, surcaba sus mejillas y cerraba apenas sus ojos. Jin ignoró ese hecho y con un leve movimiento de su mano, le indicó que lo siguiera.
El día normal del príncipe iniciaba así, arreglando su ropa y rostro con suma paciencia y detalle, nadie se atrevería a cuestionar a cerca del tiempo que se llevaba en ello. Tomaba su desayuno, a veces con sus padres, solo, o con la 'compañía' de su sirviente personal. Las últimas semanas habían sido bastante caóticas para el nuevo miembro del personal del castillo, que logró esconder un par de platos rotos lo suficientemente bien como para que aún no se notara. Decir que servirle al príncipe era agotador, era poco.
De vez en cuando, Seokjin tenía reuniones de "negocios" si sus padres tenían algún impedimento para hacerlo, o iba con sus "amigos", a decir verdad, parecía preferir no hacerlo.
Los marcados y muy rutinarios días del monarca encaminaban su final en uno de sus enormes salones, abarrotado de estanterías de madera clara y centenas de libros en ellas, gozaba de acomodar su cuerpo en la silla frente al balcón, la enorme altura de la construcción y lo majestuoso que era el pueblo, creaba un paisaje idílico cuando el atardecer llegaba a la región en una explosión de colores cálidos que saludaban alegremente a todo el que quisiera mirar y las pupilas de Jin jamás se lo perdían, o quizá sí, quizá nunca miraba al firmamento realmente, tal vez su mente absorbía su consciencia y estar ahí solo era una excusa para no ser molestado. Nadie podría saberlo.
Cuando las estrellas se proclamaban dueñas del firmamento, el joven príncipe volvía hasta las suaves sábanas blancas de su habitación, se dejaba llevar pacíficamente a los brazos de Morfeo y cualquiera podría pensar que él simplemente dedicaba sus últimos momentos del día en imaginar porqué su vida era como un sueño ¿Cierto? Tal vez, solo tal vez, no era así.
En algunas ocasiones, el príncipe dejaba las paredes del castillo y se dirigía al gran y ostentoso jardín de su madre, los tonos rojos de las rosas y el olor de la variedad floral seducía los sentidos de cualquiera. A veces, el monarca desaparecía, tab alto y de gran presencia lograba aún así perderse de la vista de sus sirvientes y escapar por un par de horas de vez en vez, tenía un propio sitio secreto o simplemente no quería permanecer en su hogar.
"¿Qué desea hacer hoy, príncipe?" preguntó NamJoon, caminando con un poco de esfuerzo debido al apresurado paso de Jin, el cual, lo miró de reojo y sólo elevó sus hombros con desinterés, demasiado ocupado en hacer perdurar el silencio de los pasillos. Llegaron al comedor y SeokJin comenzó inmediatamente a devorar los platillos, haciendo dudar de si los estaba degustando o si simplemente quería llenar su estomago lo más rápido posible.
"Trae más, NamJoon." ordenó el castaño mientras limpiaba las comisuras de sus gruesos labios con una blanca servilleta, que lucía igual de elegante que el resto de cosas en el castillo.
"Creo que ha sido suficiente por hoy, príncipe." respondió amablemente el moreno, retirando el plato de porcelana de encima del comedor de madera de roble.
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❝Príncipe❞ #1 [NAMJIN] [TERMINADA]
RomantizmJin y NamJoon no debieron haberse conocido, pero lo hicieron. No tenían que verse a los ojos de esa manera, pero ocurrió. Sus labios no debieron unirse, pero lo hicieron incontables veces. No debieron caer el uno por el otro, pero se enamoraron, qui...