Una pareja de pelinaranjas iban caminando tranquilamente; uno era una linda chica de ojos rosas, parecidos a los de un algodón de azúcar, y un atractivo chico de ojos rojos igualados a la sangre.
Ayer se habían convertido en novios oficiales, después de tanto darle vueltas al asunto, la chica tuvo que dar el primer paso.
De todos modos; están juntos.
La chica, de nombre: Bombón, sabía que su novio no era muy cariñoso, ni tampoco expresaba sus sentimientos en acciones, sino más en palabras, pero aún así, no mucho, y ella quería que todos supieran que ese hombre era de ella, y que nadie lo podía tocar, además de ella. ¡Sólo ella!
Y le quería dejar en claro eso a todas las zorras que volteaban a verlo.
Y no es que fueran celos… es que… si eran celos.
El chico, por nombre: Brick, simplemente caminaba con la mirada en frente y sus manos adentro de sus bolsillos de su pantalón celeste holgado ¡Como a dos metros de ella!.
Bombón caminaba con la cabeza gacha, mirando sus zapatillas rosa brillante de tacón bajo, pero aún así podía sentir las miradas de las demás chicas en ¡Su novio!
La pelinaranja subió su vista y se encontró con la espalda del ojirojo.
Ella frunció el ceño mientras ladeaba su cabeza y sus labios se abultaban en un puchero, ¡Haz algo, idiota!
Bueno… si Brick no iba a hacer nada, Bombón si quería cariño, por lo que corrió hacia él y le tomó la mano para después entrelazarlas.
Brick dirigió su mirada al delicado rostro de su novia y sonrió cálidamente, pasó su otra mano por la cara de la chica y pegó sus labios a los de ella en un tierno beso.
Al separarse, Bombón sonrió con suficiencia, ¡Tómenla perras! Este chico ya tiene dueña.
— Cárgame. — Ordenó ella con un puchero y mirada firme.
Brick liberó una risita — ¿Por qué?
— Soy tu novia. Cárgame. — Volvió a ordenar ella mientras se cruzaba de brazos.
Brick rió a la vez que negaba con la cabeza. Se puso adelante de la ojirosa y se agachó para que ella subiera a su espalda.
Bombón sonrió, felíz de tener a ese chico como novio y se montó en la espalda del mayor.
Y así siguieron su rumbo hacia el centro comercial. Bombón quería nuevos atuendos y Brick tendría que sufrir… ejem… cumplir todos su caprichos.
Lo bueno es que él la amaba.
