|• Nombre •|

1.3K 79 9
                                    

Okey, confieso; estoy enamorada de ti.

La cosa es que siquiera creo que tú me conoces.

Me enamoré de ti, sin pensarlo. Llegaste al Instituto de Tonwsville como cualquier otro chico nuevo, junto con tus dos hermanos.

Te vi, entraste al salón de clases, para que mentir; eras muy lindo, tal vez demasiado. Pero en mí, no despertó un gran interés por ti… al menos al instante.

Yo me sentaba siempre en las últimas filas, admirándote. Sí, admirándote. Caí lentamente ante ti.

Igual, no podría evitarlo aunque quisiera. Cada día, me dabas más razones para quererte.

Cuando reías, yo te miraba, cuando llorabas, yo te miraba, cuando sonreía, yo te miraba, cuando escribías o dibujadas pequeños bocetos en tu acuerdo, yo te miraba. Incluso si no hacías nada, simplemente respirabas, era inevitable no quedar como una idiota mirándote.

Ahora que lo pienso bien; era una acosadora… Bueno, soy.

¿Por qué? Pues en estos precisos instantes, estoy siguíendote, haciendo mi mayor esfuerzo para que no me notes… aunque no creo que sea problema, nunca lo hiciste.

Oí por ahí que ibas a una tienda de peluches todos los Domingos, no sé porque lo haces… Sólo lo haces…

Y eso me gusta…

Miro como analizas detalladamente cada peluche del lugar, de los más grandes, hasta los más pequeños y casi miniaturas. Es muy tierno ver como sonríes cada que tocas alguno.

Tú eres muy tierno.

Respiro profundamente, seguí avanzando, a escondidas de ti.

De repente, te detuviste, miraste en direcciones varias, como buscando a alguien.

Ahg, espero que no me hayas visto.

Y suelto un enorme suspiro, aliviada completamente, cuando seguiste caminando tranquilamente, con una bella sonrisa en tus labios.

Me sentí felíz, pero extremadamente triste. No me notaste… Otra vez.

Yo caminaba con gran sigilo, detrás de ti, sin quitar mis ojos de tu espalda, a la vez que mis pequeñas manos jugueteaban entre sí.

Te volviste a detener, rápidamente me escondí tras un enorme oso de peluche blanco y peludito. Je je, me hacía cosquillas.

Vi que seguiste con tu camino, pero mi curiosidad despierta repentinamente, al salir de mi "escondite" y no encontrarte.

Suspiro.

Bien, supongo que te perdí.

Una punzada ataca mi pecho.

Igual, continúo de frente… Tratando de no llorar.

Paso cerca de una pequeña esquina, ubicada casi en la entrada al baño. Aún sin dejar de juguetear con mis manos, con mi mirada puesta en mis sandalias blancas.

Siento una mano sujetar mi muñeca.

Me sorprendo.

Me asusto.

Y me asusto más cuando vi…

Que eras tú.

Pronto, mi susto se convierte en nervios. Muchos nervios.

Estás a centímetros de mi rostro, por no decir milímetros.

Tan cerca.

Aprecio detalladamente tus ojos; tu mirada.

Esa hermosa mirada azul.

Profunda, expresiva…

Paso saliva duramente cuando tus brazos me acorralaron.

Estás más cerca.

Mis mejillas arden.

Arden en un calor muy fuerte.

Sonríes.

¿Acaso quieres matarme? No puedo con tanta lindura.

Ahora hay menos distancia. Si es que se puede.

Siento tus labios sobre los míos.

No sé que hacer.

Mis ojos están abiertos de la sorpresa.

Mis mejillas rojas por la vergüenza.

Y mi corazón…

Mi corazón latiendo extremadamente rápido… por ti.

Cierro mis ojos e intento seguir torpemente el beso.

Te separas. Me miras fijamente.

Vuelvo a sonrojarme.

Creo que si me quieres matar.

— Hola Burbuja. — Dijiste con tu típica voz dulce y calmante.

¡Sabes mi nombre! >///<

ØN€ §HØT$ 。。PPGxRRB。。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora