[En éste drabble no se define quién narra; eso quedará al gusto del lector/a.]
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☀️ La Playa y Tú. ☀️
Las olas suenan tan pacificas y tan alto. Pero si hay algo que me dé aún más paz que eso, eres tú.
Tomas agua entre tus manos y me salpicas, como si creyeras que eso me iría a molestar. Formas castillos de arena, y aunque no queden prolijos, te digo que están perfectos. Oh, éstos no tardan nada en derrumbarse. Pero aún cuando lo hacen, tú no dejas de sonreír e iluminarme con tu sonrisa.
Te sientas a la orilla del mar y metes tus pies al agua, cierras tus ojos y respiras profundamente.
Saco mi cámara y capturo tu rostro, tu postura, tu esencia. Abres los ojos y me descubres, das un manotazo a mi cámara y ríes avergonzado, luego me abrazas y susurras en mi oído que me quieres, mucho. Que me quieres tanto como un niño quiere un dulce. Río ante lo que dices, y te imagino a ti siendo un niño y a mí siendo un chocolate. Vaya, así es como me ves.
El sol besa tu piel y comienza a tornarse rojiza, tu espalda comienza a arder y me dices que no importa, que te gusta cómo el Sol te quema. Eres un poco raro, a veces. Pero por eso me gustaste, supongo.
Comienzas a buscar conchas en la arena y las guardas entre tus manos como si de un tesoro se tratase. Me miras emocionado y sonríes ampliamente.
No podría enamorarme más de ti. Bueno... sí podría.
El Sol empieza a amenazar con ocultarse, y me dices que tampoco importa eso, que quieres quedarte hasta que sea de noche. Y yo acepto, por ti.
Nos acostamos por ahí, y nos quedamos en silencio. Oímos nuestras respiraciones y aún a este punto, nuestra manos entrelazadas sudan y cosquillean. Mas eso nos motiva a dejarlas juntas por mas tiempo. Volteas a verme y conectas tus vívidos ojos con mi opaca mirada. Te quedas así por un rato y luego posas tus labios sobre los míos. Ningún postre, ninguna golosina se compara al sabor tan dulce de tus labios.
El Sol se despide de nosotros y tú le dices adiós con tu mano. La Luna se posa sobre nosotros y le sonríes también.
Me dices que es hora de que volvamos al hotel y yo te sigo. Siempre te seguiré. Te acuestas sobre la cama y bostezas, yo no hago más que mirarte. Podría mirarte durante toda mi vida, ¿sabías?
Poco a poco caes "en los brazos de Morfeo", entonces, me apresuro a abrazarte para que duermas mejor. Te giras y te acurrucas, pones tu cabeza en mi pecho y tus brazos en mi torso. Puedo sentir tu nariz respirando, tranquilamente. También puedo sentir cómo te amo más con cada segundo que pasa.
Me gusta mucho la playa. Pero me gustas más tú. La playa era mi lugar favorito. Pero ahora, mi lugar favorito, es cualquier lugar en el que estés tú.
Así que, disfruto tanto estar en la playa y estar contigo.
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