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Miré el reloj por décima vez en el los últimos cinco minutos, anhelando que el tiempo pasara más rápido, que mi desgaste se acelerara.
Mis brazos picaban y mis uñas buscaban acabar con esa molesta sensación. Jalé mis cabellos con un poco de fuerza.
Últimamente, las cosas no han ido tan bien.
La fama era increíble. Mi talento me había llevado a la cima, pero, ¿Por qué nadie me dijo que, incluso siendo famoso, me sentiría así de solo? Sigo creyendo qué hay algo más allí, algo que no me permiten ver con claridad...
Tomé mi móvil y llamé al único número que no había tenido intenciones de borrar aún...
—¿Kook? ¿Pasa algo? Ya es tarde, se supone que deberías estar durmiendo...
—Lo sé. Pero no... n-no puedo. ¿Estás... ocupado?
Taehyung dudó un poco y lo sentí.
—No. Tú sabes que yo siempre puedo escucharte, siempre estoy para ti.
—Iré a tu casa en cinco minutos, ¿P-podemos salir a caminar o algo?
—No tienes que preguntarlo siquiera.
En cuanto colgué la llamada, conduje hasta la casa de Taehyung. Toqué y él abrió la puerta de inmediato, y me abrazó.
Juro que cuando me envolvió entre sus brazos, con el suéter de mangas largas cubriéndolos, olí mi hogar. Aquel lugar a donde siempre pertenecí, de donde me alejé y no quise saber más.
Tomé su mano y salimos a caminar por la calle, un poco iluminada. Saqué un par de cigarrillos de mi bolsillo derecho y un encendedor del izquierdo. Puse uno entre sus labios y lo prendí, para luego hacer lo mismo conmigo mismo.
Normalmente, el dolor y el placer se sentían de la misma manera para mí. Pero ahora, el placer se sentía tan dulce, tan genuino, como el dulce más delicioso en el mundo.
Estaba buscando a un ángel, a un remedio, él vino a mí, aunque siempre había estado ahí.
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; jungkook y taehyung fueron novios por un largo tiempo. jeon se volvió famoso, su voz y su manera de bailar enloquecieron a los fans. jungkook estaba convencido de que taehyung también sería famoso, pero él prefería una vida sencilla.
ambos decidieron terminar su relación. la fama era divertida, pero en un punto la ansiedad se apropió de ella.
aunque ambos ya no fueran pareja, sabían que siempre se tendrían, que por más complicado que fuera, serían los ángeles del otro, el único número que jamás borrarían de su celular.
