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—¡Ya te lo dije! ¡No-soy-gay!—Gritó Jungkook, colérico.
—¿Ah, no?—TaeHyung se acercó a él, intimidándole.—Entonces... ¿por qué te pones tan nervioso y rojito cuando me acerco a ti? Así...—Lo pegó a la pared y acercó sus labios a su oído, dejando un pequeño beso en él.
Las manos grandes del mayor sobre su cintura no le ayudaban a pensar con claridad y la cercanía que estaba manteniendo el mismo tampoco colaboraba.
Su mente era un cúmulo de pensamientos aleatorios y mayormente sin sentido para ese momento. No podía hacer otra cosa más que negarlo. Porque él creía que eso era lo cierto, lo correcto.
—N-no lo sé, yo sólo...—Gimió cuando TaeHyung se acercó más a él.
—Está bien... te creeré—TaeHyung susurró aún en su oído —Creeré en ti, creeré que no eres gay. Pero, ¿no crees que deberías creértelo al menos tú?
Jungkook abrió los ojos de golpe y su rostro—y no sólo el rostro—sintió un calor abrasador. Él... no era gay... ¿o sí?
En realidad nunca lo había tenido claro. Y es que, jamás le había gustado un hombre realmente. Sí, debía admitir que a veces se les quedaba viendo de más a los chicos y que en ocasiones se imaginaba cómo sería andar con uno, que en ocasiones soñaba con que TaeHyung le...
¡Oh por Dios! ¡Era malditamente gay!
Porque no, hacer todo eso y sentirse tan atraído hacia un hombre no era algo que haría un heterosexual. Y eso que no había recordado que nunca sintió nada por una mujer.
Demonios, por qué no se dio cuenta antes.
TaeHyung estaba a punto de marcharse, con el corazón latiendo fuerte y con una sonrisa astuta en sus labios, escondiéndose bajo su gacha mirada. Iba a paso lento, haciendo más dramático el momento.
Cuando estaba a mitad de irse, lo detuvo un grito.
—¡B-bien, Kim! ¡Sí, tal vez sí soy gay! Y tal vez también me gustes mucho tú y la manera en que me tocas.—Gritó al principio, con los ojos cerrados y las manos en puño, luego bajó un poco el tono de su voz.
—Oh, Kookie.—Dijo TaeHyung.
Era bueno aceptar la realidad. Pero Jungkook la había aceptado demasiado fuerte.
¿En qué momento habían salido tantas personas al pasillo? Juraba que no había tanta gente allí en un inicio.
Oh, y todas esas personas habían oído su terriblemente audible confesión.
Bueno, ¿qué más daba?
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