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—¡Seo! —bramó el profesor, Félix rodó los ojos y sé internó en su libro— ¡Joven Seo! —gritó más fuerte.

—¿Sí? —respondió ido.

—¿En qué mundo se encuentra? Es la tercera vez que le llamo la atención, a la cuarta se va de mi clase

—Disculpe, no me siento bien, ¿podría llamar a casa? —a Félix le fue imposible no voltear, sintió un gran alivio al saber que había regresado a casa de su madre.

Por lo menos allí estaría más seguro.

—Puede ir —respondió el profesor Kang—. Después de todo no está haciendo nada aquí —ChangBin tomó su mochila y sé puso de pie, pero al hacerlo trastabilló como si fuera a desmayarse— ¿Está bien? —se acercó el profesor al pelinegro y éste se sujetó del hombro contrario, MinHo se puso rápidamente de pie.

—Sí, sólo me mareé un poco

—A ver... —el señor Kang volteó a ver a todo el grupo—. Tú, Lee, acompañalo a enfermería

Mierda.

—Yo puedo llevarlo —habló MinHo.

—He dicho Lee Félix —reiteró el profesor—. Tú no regresarías

—No necesito que me acompañen —interrumpió Seo—, sé llegar —se abrió paso y salió del salón.

—Lee, ahora —señaló la puerta.

—Pero él dijo que-

—Sólo ve y asegúrate de que llegue a enfermería y no termine en el piso —el rubio maldijo por lo bajo y se puso de pie.

—Dije que no necesitaba que me acompañaran —enunció el pelinegro al escuchar los pasos del rubio tras él.

—Y yo dije que no quería hacerlo, a ambos nos ignoraron —bajó su velocidad para ir detrás del más bajo— ¿Qué te sucede?

—Nada

—Casi te desmayas

—¿Y?

—Entonces sí te pasa algo...

—No

—Maldición, deja de hablarme así —le tomó del brazo y le hizo girar.

—Entonces dejo de hablarte —se soltó del agarre del rubio y siguió caminando.

[...]

—¿Qué comiste esta mañana? —le preguntó la enfermera, ChangBin bajó la mirada y negó con la cabeza— ¿Anoche? —una vez más negó tímidamente— ¿Cuándo y qué fue lo último que comiste?

—Viernes en la noche... un pedazo de pizza

—Creo que no tengo que explicarte qué hacer, ¿cierto? —Seo asintió—. Perfecto, como quiera debo llamar a tu casa y explicar el problema

—¡No!

—¿Por qué no?

—Porque... —volteó a ver al rubio— ¿Podríamos hablar en privado?

—Espera aquí afuera, no te vayas —le pidió la enferma a Lee.

Entornando los ojos salió, cerró la puerta y se recargó de espalda en esta aunque podía escuchar la conversación entre ambas personas dentro de la enfermería.

—Bien, no llamaré. Sí te vuelvo a ver aquí tendré que llamar a tu madre vivas con ella o no, ¿está claro?

—Está bien —el australiano se movió de la puerta, las voces se escuchaban cada vez más cerca.

The Game [ChangLix] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora