02:27 a.m
El televisor encendido. Youtube. Las canciones de la granja.
Camila llegó a un punto en que ya odiaba cada detalle de "las canciones de la granja", en especial las canciones. No tienen sentido.
Ningún dibujo animado de ahora tiene sentido.
Pero ahí estaban reproduciendose en el televisor, malditas canciones.
En cada momento aparecían en su cabeza las melodías estúpida y contagiosas. Las aborrecía.
Estaba exhausta, cansada, agotada. Sólo quería dormir.
Fue una noche muy dura, Ariel tenía temperatura.
Cada vez que se enfermaba, Ariel estaba más apegada a Camila. Más de lo normal.
Y ahí estaban las dos en el sofá.
Camila recostada y Ariel sobre ella con el dedo pulgar en la boca.
-¿Estás bien?- susurró, sintiendo con la palma de la mano la frente de Ariel.
Ninguna respuesta.
Miró hacia abajo y Ariel estaba durmiendo plácidamente.
Camila sonrió dulcemente y la acercó más hacia ella.
Intentó apagar el televisor, intento fallido. El control estaba en la mesita ratona, al la cual no alcanzaba.
Suspiró, acomodó la cobija que las cubría a ambas y cerró los ojos.
Se escuchaban las canciones de la granja a un volumen bajo, la respiración de su pequeña y alguno que otro sonido proveniente de afuera.
Quería dormir. Sumas. Ovejas.
De nuevo las ovejas. Sólo las ovejas. Ninguna otra pregunta estúpida en su cabeza. Sólo ovejas.
Una oveja.
Dos ovejas.
Tres ovejas.
Cuatro ovejas.
Cinco ovejas.
Nunca le sirvió las malditas ovejas, pero en ese preciso momento sí.
Su cuerpo se relajó, al igual que su mente.
Las ovejas seguían saltando en el cerco.
El volumen del televisor ya no tenía presencia en su cabeza. Ya no más.
Sus parpados estaban más pesados de los habitual.
Todo era obscuro. Las ovejas se fueron a dormir, al igual que Camila.
Pero no. Su deseo de dormir fue interrumpido por el vibrar de su celular.
No quería mover un músculo, ningún centímetro de ella. No quería despertar a Ariel. Le fue demasiado difícil que se duerma.
Suspiró frustrada al escuchar que sonaba de nuevo.
No sabía que hora era.
Miró al televisor. "La vaca Lola". Maldita vaca, a nadie le interesa que tenga cabeza, cola y que haga "MUUUUU"
Por tercera vez vibró el celular.
Con extra de cuidado movió a Ariel.
-Mami- murmuró la pequeña.
Camila se quedó estática. Ariel se apegó más a ella.
Suspiró, con sus dedos tanteo la mesa.