[[ How is mama? ]]

Ocho

// Odio todo lo que escribo y publico, me gustaría borrar todo.

Pd: las únicas historias, que escribí, que valen la pena leer es "Fake love" y "Together" el resto, en mí opinión, son pura bazofia. //

Camila estaba ahí.

Sentada en el sofá.

Observando.

Observando a la nada, literalmente.

No había nada en su mente, nada.

Estaba como bloqueada y sin animos.

No quería nada.

Se escuchó el sonido de la puerta.

-¡Llegamos!- gritó Dinah al entrar y una pequeña venía corriendo hacia los brazos de Camila.

-¡Mami!- la abrazó con todas sus fuerzas a su madre, cada vez que salía del kinder y veía a Camila le daba un gran abrazo, siempre la extrañaba -Te quiero, mami-

-Yo también, Ariel- susurró Camila y besó la frente de la pequeña.

-¿Y para mí no hay un beso?- habló Dinah dirigiéndose a Camila. Camila la miró y le sacó la lengua -Que mala que eres Cabello, esas cosas no se le enseñan a una niña-

-¿Y las cosas que tú le enseñas?- habló con una ceja elevada.

-¡Mami tengo una sorpresa!- interrumpió Ariel la discusión de las mayores, siempre discutían por lo más mínimo.

Ariel se levantó y salió corriendo hacia su habitación.

-¿Hablaste con Ariel?- interrumpió Dinah.

-¿Puedes bajar la voz?- dijo Camila mirando para todos lados -Y no, no hable nada con Ariel. No la quiero ilusionar- habló un poco molesta.

-Camila- se sentó junto a su amiga -No tienes que ser siempre negativa, no sabes lo que puede ocurrir. Sí, llegó tarde la primera vez y sí, la segunda vez te plantó. Pero por algo dicen que la tercera es la vencida-

Camila solo rodó los ojos -Espero que tengas razón- murmuró.

Se escucharon unos pequeños pasos acercándose -Mami- murmuró Ariel -Perro está de cabeza- habló con el ceño fruncido -¿Es normal?-

Camila miró a Dinah, Dinah miró a Camila.

-Esta durmiendo- dijo Camila con una risa nerviosa.

-Muy profundo- murmuró Dinah entre risas. Camila la miró y le dio un codazo -¿Qué te...- intentó quejarse pero Camila le dio una mirada de muerte. Dinah solo rodó los ojos.

-Que gracioso que es- se acercó a la pecera la pequeña -Es hora de comer- murmuró. Camila miraba todos los movimientos de Ariel -Come- murmuró al tirar un poco del contenido del pequeño frasco de comida para peces dentro de la pecera.

-Ariel- Camila se levantó de su lugar y se acercó lentamente a su pequeña.

-No come-

-Ariel, mírame- Camila habló suave no sabía come decirlo -A veces los animales, también las personas, les pasa este tipo de cosas y ...- De sus labios salían solo palabras que no encontraban el sentido.

-¿Se murió?- murmuró Ariel con la vista en el suelo.

-¡No!- No quería mentir -Es solo que...-

¿Cómo mierda le decía que su pez murió y que a la mañana siguiente le tenía que comprar otro como ya lo había hecho anteriormente?

-Quiere que lo liberen- murmuró Dinah. Camila dirigió su mirada a su amiga, estaba confundida con las palabras de Dinah -A nadie le gusta estar encerrado- Se encogió de hombros.

-¿Estas triste?- preguntó Ariel a su amigo pez -¿Lo podemos liberar?- preguntó con ilusión a Camila.

Camila sonrió -Vamos al baño, lo podemos liberar ahí-

Ariel estaba felíz de que iban a liberar a su pez, no sabía que estaba triste.

Camila con cuidado sacó al pecesito con ayuda de un vaso.

-¿Lo puedo hacer yo?- preguntó Ariel.

Ya estaban las tres en el baño, ambas mayores observando a la pequeña.

Camila solo asintió.

-Tuvimos lindos momentos juntos, aunque no hablabas me gustaba estar contigo...-

-¿Estas llorando?- preguntó Camila a Dinah.

-¿Y tu no? Se murió perro- murmuró.

-Con los dos primero sí, pero ya es el sexto-

-Eres un cuerpo sin alma- murmuró Dinah negando con la cabeza.

Camila se encogió de hombros.

-Eras un buen amigo, siempre estabas ahí. Te voy a extrañar perro- murmuró lo último antes de apretar el botón del agua.

-¿Estas bien?- preguntó Camila a Ariel que estaba con la mirada en el vaso que estaba en sus manos. Ahora vacio. Ariel sólo asintió sin decir nada.

-¿Quién tiene hambre?- habló Dinah.

-¡Yo quiero pizza!- gritó Ariel.

Decidieron mirar una película mientras comían la pizza.

Solo faltaba media hora para las tres, Camila estaba demasiado nerviosa.

Quería confiar en las palabras de Lauren, pero no sabía si ésta ves serían verdad.

Miraba el reloj en la pared y también su celular.

Nada.

-Me tengo que ir- habló Dinah -Adiós enana- saludó a Ariel - Y Camila relájate, la tercera es la vencida- dijo antes de abrir la puerta.

Y ahí estaba, estaba distinta. Era como una nueva versión de Lauren. Era Lauren pero no Lauren Lauren.

Aún usaba ropa oscura. Pelo largo y suelto. No llevaba maquillaje, ni una sola gota de maquillaje, podía ver todos sus rasgos, sus hermosos rasgos faciales.

-Hola, Lauren- saludó Dinah amablemente -Yo ya estaba de salida- sonrió y salió casi corriendo.

Camila aún estaba hipnotizada, sentía como si fuese la primera ves que la veía.

-¿Puedo pasar?- preguntó tímida, su voz era angelical, como la de un niño pequeño.

Camila negó con la cabeza -Hola. Perdón, sólo estaba pensando en...- se levantó de su lugar -Nada. Pasa, ¿Quieres algo de beber?- preguntó con una sonrisa.

Lauren sólo asintió y siguió a Camila a la cocina.

Mientras las adultas estaban en su mundo, Ariel no sabía si era un sueño o la realidad.

Todos los días al llegar del kinder saludaba a su mami, comía algo y hacía una pequeña siesta. Pero no recordaba si pasó lo último.

No sabía si de verdad era ella.

¿Era Lauren?

Ariel las observa en silencio, no quería despertar de su gran y preciado sueño. Esto no era real, era un sueño. Un hermoso sueño, con su mamá.

-Ariel- escuchó su nombre y miró a su madre -¿Quieres decir algo?- habló Camila con una sonrisa, observando como su hija se incorporaba del sofá e iba caminando despacio hacia ellas dos, en especial hacia Lauren.

-¿Eres real?- susurró aún sin creer nada -¿Eres Lauren?- preguntó con esperanza.

Lauren sonrió y se agachó a la altura de la pequeña -Hola Ariel- agarró la mano de Ariel entre la suya -Sí, soy real y soy Lauren- habló sin borrar un momento la sonrisa en su rostro.

Ariel no sabía como expresar su emoción, era ella. Realmente era ella.

-¡Creí que nunca me vendrías a ver!- dijo antes de abrazarla y gritar de emoción.