Dos

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Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda y más mierda.

-¿Hola?- se escuchó por segunda vez.

Camila no sabía que hacer.

No quería hacer ni un ruido, ni un movimiento en falso.

No quería ni que se escuche su respiración.

Primero, tranquilizarse. Segundo, hablar normal, natural. Como si fueran amigas de toda la vida.

Definitivamente no.

Cortar era una decisión muy tentadora.

-¿Quién es?- se escuchó de fondo.

-No lo sé, seguro un número equivocado- se escuchó antes de que se cortara la llamada.

-Eres una estúpida Camila- murmuró aún con la vista en el celular.

Sentía arrepentimiento.

Cobarde.

Estúpida

Idiota.

Pero por otro lado no.

¿Por qué ahora la llamaría? Era una idea estúpida de su parte.

Ariel siempre preguntaba por ella, ya era algo "normal".

Al igual que la tentación de llamar a Lauren.

Maldita sea.

¿Por qué ahora?

Camila aún con la vista en su celular se recosto en la cama, se sentía mal.

Se sentía mal por Ariel y por ella misma. Era una sensación que no sabría explicar.

"Es hora de dormir Camila" se repetía una y otra vez.

Dejó el celular en la mesita de noche y cerró sus ojos.

No podía dormir pero intentaba engañar a su cerebro de que era hora de dormir.

¿Por qué contar ovejas nunca funcionó? ¿O será que a alguien si le sirvió eso? ¿Será una teoría?

¿Si los mosquitos que pican son hembras, qué hacen los mosquitos machos?

¿Las ovejas cuentan humanos para poder dormir?

Preguntas estúpidas y de todo tipo pasaban por su cabeza.

Sus pensamientos estaban muy activos.

Odiaba esas noches de no poder dormir y lo único que pasaba por su cabeza era ella.

Definitivamente estaba a sus pies.

Eso era tan tonto de su parte. ¿Estar a sus pies? ¿De verdad? No.

Y en ese momento en que sus ojos se sentían pesados. Las ovejas ya no querían saltar más el cerco. Los mosquitos no picaban más y los humanos desaparecían de los pensamientos de las ovejas.

Celular. Vibración. Llamada entrante.

Camila suelta un suspiro.

¿Quién llama a esta hora de la noche?

"Son las diez con quince minutos, tengo un pequeño león a unos metros de mi habitación que me despierta a las seis y punto de la mañana diciendo que tiene hambre"

Mierda. Oxígeno.

Sus ojos no podían estar más abiertos porque saldrían de su órbita.

Sus pulmones necesitaban oxígeno, por un segundo se había olvidado como conseguirlo.

[[ How is mama? ]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora