158- Promesa

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-Manuel

-Necesito que hables con el jefe –dije al teléfono-

Brandon: ¿No me digas que quieres volver al negocio? –bromeó-

Manuel: Brandon, no entiendes, esto es grave, Quintana vino a la casa, Gabriela estaba sola con el bebé, habló con ella, cuando llegue la encontré demasiado alterada, incluso discutimos, no puedo permitir que les pase algo y menos a manos de ese imbécil.

Brandon: ¿Qué quieres que le diga? –dijo ahora serio-

Manuel: Que lo busquen, sé que él no quería hablar con migo, solo quería mandarme una advertencia atraves de Gabriela, seguro me estaba vigilando y vio cuando me salí de la casa, aprovecho para hablar con ella, necesito que lo encuentre, que lo desaparezca.

Brandon: No es cualquier cosa lo que estas pidiendo y lo sabes, menos ahora que Alejandro es la mano derecha de alguien grande.

Manuel: Le voy a pagar lo que sea necesario, es un trabajo especial para alguien especial ¿qué no?

Brandon: Sabes que no es por el dinero, el jefe te aprecia y lo haría sin cobrarte absolutamente nada, aparte es un narcotraficante no un sicario, pero ok entiendo por qué pides que lo desaparezca, pero entiende, será difícil

Manuel: Pero no imposible, dile que necesito respuestas si no yo mismo voy a acabar con él –dije y vi como Gabriela entraba a la habitación- hablamos luego. –colgué sin decir nada más y sin despegar mi mirada de ella que también lo hacía-

Gaby: Perdóname –dijo bajo, seguía llorando y me mataba verla de esa manera- No quise decir lo que dije, solo… me asusté, a mi me puede pasar lo que sea pero a Ian no –me quede callado- Sé que hemos pasado por muchas cosas, y no quise reprocharte por lo que hacías, creo que eso quedo claro en su momento, solo debes entenderme.

Manuel: Y lo hago, también debes hacerlo tu con migo, los errores que cometi en el pasado son punto y aparte de lo que siento por ti y claro que me asusta que les pueda pasar algo –me acerque a ella, tome a nuestro hijo que seguía tan dormido como cuando llegue, le di un pequeño beso y lo acosté en la cama, voltee y abracé a Gabriela, la cual temblaba ligeramente- te prometo que no les va a pasar nada –dije en su oído pero el miedo de no poder cumplir con mi promesa me dolia-

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