CAPÍTULO 17

1.4K 49 31
                                    

CARLOS

—¿Entonces...? Natalia y Juan(padre de Carlos) no son... — suelto la carcajada que estaba reteniendo con solo fijarme en su cara de desconcierto.

—Eres muy inocente, claro que son mi padre y mi hermana — expulsa todo el aire que acumulaba y suelta mi mano para inmediatamente darme en el pecho cabreada.

—¡No tiene gracia!

—La tiene — silbo llamando a Coco para que se ponga a mi lado, ella se hace a un lado cuando el trasero de mi perro le insiste en que le deje un hueco —Mi color favorito es el marrón.

—¿Marrón? — asiento y señala sus ojos —¿Por mis ojos? Dilo, no pasa nada, te estoy conquistando sin siquiera intentarlo.

—En eso tienes razón — río acariciando la cabeza de Coco. Sé que mi contestación la ha dejado pensativa, aunque no quiera demostrarlo —Marrón oscuro, más bien negros. Por los ojos de mi hermana.

—¿Tu hermana de Nueva York? — asiento pasando la lengua por mi labio inferior —Me gustaría que un día me hablaras sobre ella. Natalia no ha vuelto a decirme nada desde que te molestaste por ello.

—Es mejor que no sepas nada — me incorporo sacando mis piernas fuera de la cama y levantándome —No suelo hablar de mi familia.

Sigo sus ojos que descansan en mi entrepierna por unos segundos. La miro pícaramente mientras dirijo mi mano hasta ahí y aprieto mi abultado despertar esperando que eso haga algún tipo de reacción en ella. Abro el armario para coger unos pantalones holgados de pijama y me los pongo.

—Me queda una pregunta — anuncia levantándose de la cama caminando hasta mí —¿Por qué me quisiste a mí precisamente para darte clases? — trago con dificultad y tras pensarme la respuesta detenidamente, evito la verdad, la verdadera razón por la que en un principio fui a ella.

—Necesitaba ayuda.

—Tus notas no son tan malas como en un principio me hiciste creer.

—Eran bajas y ahora son altas gracias a ti — pongo mis manos en sus hombros para dirigirla fuera de mi habitación y hacerla andar delante de mí —¿Vamos a estudiar? Es tarde y tengo que desayunar.

Mi cabeza era un hervidero, esa última pregunta me hacía pensar en todo lo que buscaba antes para darle con la misma moneda a Miki. La principal razón había quedado atrás desde hacía meses con el paso del tiempo, al conocerla y ni siquiera me había dado cuenta de ello hasta ahora.

¿Qué me pasaba con esta chica?

******

—Carlos... Yo no soy la que tiene que hacer una recuperación, eres tú y no prestas atención — miro por encima de mi hombro metiendo otra naranja en el exprimidor.

—No he desayunado.

—¿Por qué comes tanto? Y la pregunta importante, ¿por qué nunca coges peso? Es decir... — señala mi cuerpo y vuelve a señalar al libro de inmediato —Olvidalo, siguiente tema...

—¿Te gusto? — eso llama su atención.

—¿Qué? — ríe, pero esa risa es nerviosa.

—Responde, ahora me toca a mí hacer preguntas — cojo el vaso de zumo hasta dejarlo en la barra de la cocina y sentarme sobre una banqueta que me deja frente a ella —¿Te gusto? — muerde su labio llevándose el lápiz a ellos —Sinceridad.

—No estás mal — se encoge de hombros haciéndome reír por su indiferencia.

—Te gusto.

—Yo no he dicho eso.

LA REPUESTA//JULRIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora