2... MARÍA

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Caminando a la ciudad, me encontré de frente con una realidad que muchas personas viven pero pocos la comprenden.

Había una mujer de unos setenta años aproximadamente.
Ella estaba en un paradero esperando taxi.

A lo lejos logré divisar que se acercaba un taxi, a baja velocidad.

El día anterior había enviado mi auto al mecánico.
Por lo mismo tuve que viajar en taxi.

Yo me acerqué a la mujer, abrí la puerta del taxi.
Esperé a que ella subiese primero que yo, como cortesía obviamente por ser una persona adulta.

Inmediatamente el chófer del taxi, me dice con voz prepotente.

¿Disculpe joven, la señora viene con usted..?

Yo le señale que no.?

A lo que el chofer inmediatamente le dice que por favor se baje del taxi.

Yo me sorprendí cuando escuché eso.
Le pregunté al chofer, porque no podía llevar a la mujer.
A lo que el respondió, que siempre la llevaba, pero nunca pagaba su pasaje.

La mujer solo escuchaba sin decir palabra alguna, ni gesticular gesto alguno, pero lograba entender la prepotencia del hombre.

No sé preocupe Señor, yo le cancelaré su pasaje.

Ok...!!! Exclamó el taxista.

Prosiguió el taxi hacia la gran ciudad.

La mujer no dijo ni una sola palabra en todo el trayecto.
Con un gesto amable le pidió al chofer del taxi, que la dejase en una esquina.

Al día siguiente salí en mi auto desde la casa y nuevamente estaba la mujer en el mismo paradero y a la misma hora.

La observé detenidamente.
Esperé si el taxi que se aproximaba la llevaría o la dejaría en el lugar.

Tal como lo pensé.

El taxista siguió su camino e hizo caso omiso a la anciana.

Acerqué mi auto al lado de ella, me bajé y le pedí que subiera en el auto.
Ella me observó por un momento y subió. Creo que me reconoció inmediatamente.

Fueron varias las preguntas que le hice, pero no respondió absolutamente nada.

Extrañado por la situación, intenté comunicarme con ella con lenguaje de señas, pero tampoco respondió.

Llegué al lugar donde el día anterior se había bajado del taxi.

Prosegui rápidamente a estacionar el auto cerca del lugar y a paso lento, decidí seguir a la anciana.

Ella caminaba con un poco de dificultad.
La gente no demostraba ningún respeto hacia ella.
Sobretodo los jóvenes.
Pasaban por el lado de ella y la molestaban como si fuese cualquier objeto.
Uno de los jóvenes quiso tocar la cabeza de la anciana como en gesto burlesco y yo le dije.
Hey..!! ¿Que pasa?

¿Tenés algún problema?

Y el joven se alejó de ella.

En un momento determinado, ella se detuvo.
Ingresó a un lugar donde había un sonoro timbre en la puerta.

Esperé a que ella ingresara al lugar y a los minutos después decidí tocar el timbre y preguntar por la mujer.

Al tocar el timbre salió una joven, muy bonita por lo demás.

Preguntó a quien buscaba o a quien deseaba ver...?

Le expliqué que había visto ingresar a una persona en ese lugar.

HISTORIAS DE TAXI - relatos urbanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora