Capítulo 23. Y ahora no

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-¡Hola cariño! –Ontari corrió hacia la chica de pelo castaño que caminaba hacia su posición, la abrazó con fuerza y la beso.

Lexa abrió los ojos sorprendida, sin saber cómo reaccionar, desde que lo habían dejado no había vuelto a dirigirle la palabra y, de repente, la besaba, se apartó un poco, pero la otra chica la cogió con fuerza de su brazo, pegándose más a ella

-¿Lo ves mamá? Te dije que había quedado con mi novia, así que nos vamos –sin darle tiempo a la madre ni a Lexa de decir nada comenzó a andar arrastrando a la otra joven con ella.

Cuando estuvieron lo suficientemente lejos del lugar soltó a Lexa, que la miraba aún sin comprender

-Odio cuando intenta hacerse la madre del año, llevo sin verla dos años y de repente viene y quiere estar pegada a mí, para disimular delante de sus amigas y aparentar ser una gran madre- se quejó Ontari

-Un placer ayudar... supongo... -dijo Lexa sin saber muy bien que decir, comprendía perfectamente lo de tener padres ausentes, pero Becca nunca había tratado de ser una buena madre, aunque ahora entendía el por qué, Becca no era su madre

-Eh, si gracias – Ontari de repente no sabía que decir, extrañaba a Lexa, lo había superado, pero en el fondo una pequeña punzada de dolor seguía persistiendo- ¿Cómo te va? Me enteré de que has dejado el equipo de baloncesto

-Sí..., han pasado muchas cosas, me fui de casa- confesó Lexa

-¡Vaya! –Ontari parecía realmente sorprendida- ¿Eso significa que te vas de la ciudad con Clarke?

-No, he alquilado un apartamento cerca de aquí –a Lexa le sorprendía que Ontari pensase que huiría con Clarke, supuso que sería lo mejor, no tener que estar escondiéndose todo el tiempo de ambas familias, de que alguien que las conociera les dijera a sus padres, quizás la idea de Ontari no fuese tan mala, pero tenía clases, no podía dejar los estudios, tampoco tenía dinero para simplemente irse

-Lo siento, pensé que estaban juntas –dijo Ontari mirándola con curiosidad

-Lo estamos..., bueno no lo hemos hablado, pero llevamos juntas tres meses, supongo que hay cosas que no se deben hablar, se dan por hecho, ¿no? –Lexa de repente se puso nerviosa, tenía que hablar con Clarke sobre si eran novia

-Supongo, aunque bueno, que dos personas se acuesten no siempre significa que estén saliendo –aclaró Ontario- Y menos cuando ella se va y tú te quedas, ¿no?

-¿Se va? ¿Clarke? –Lexa la miraba sin comprender

-Oh... ¿no te lo ha dicho? –Ontari se mordió el labio incómoda-. No me hagas caso, seguramente me haya enterado mal o fuese otra persona

-Puedes llegar a ser muchas cosas, pero tonta no es una de ellas, ¿qué es lo que sabes?

-No sé si debería sentirme ofendida por ese comentario –Ontari suspiró- El otro día cuando llegué a casa, mi madre estaba merendando con la madre de Clarke y Octavia, intenté pasar sin que me viesen, mientras me iba hacia mi habitación pude escuchar como la madre de Clarke contaba como a su hija la habían llamado para una importante academia de arte y que se iría al internado por varios meses, al parecer ya habían hablado con los profesores para poder hacer los exámenes finales a su vuelta, pero... es posible que simplemente estuviera hablando sin más, que no sea verdad...

-Gracias por decírmelo –dijo Lexa- Tengo que irme, me ha gustado volver a verte

-A mí también...

***

Lexa tenía mil cosas en su cabeza, todo lo que Anya le había contado seguía estando en su cabeza, dándole mil vueltas, aun no sabía qué sentía respecto a Anya, era cierto que durante toda su vida era la única persona a la que había tenido, el único cariño maternal que había sentido había sido por ella, le había cuidado durante años, la quería a pesar de su enfermedad y nunca la juzgaba, pero el dolor por la mentira seguía demasiado presente, necesitaba tiempo.

La chica del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora