Bajó a la playa.
Las viejas zapatillas se le mojaron.
Se las quitó y se mojó los pies.
Para que os hagáis una idea, Neptuno era especial.
El agua era diferente. De algún modo, Zoe se sintió mejor.
Salió del agua y dejó que el viento y el sol le enredaran el pelo.
Dejó que el aire entrara en sus pulmones.
Se sentía en casa.