El hospital olía raro,
como si estuvieran plantados
ante las puertas del infierno.
Un olor caliente envolvía el aire.
Kyle abrió los ojos
y la miró.
Tienes que oirlo de mis labios,
dijo.
Zoe se preparó para un lo siento
o un te quiero.
Aunque a lo mejor el sentimiento
no era mútuo.
Te quiero, Kyle, pensó.
Pero no lo dijo.
Kyle carraspeó y luego lo dijo.
Tú has traido la destrucción.
Tú eres la llama venida del Infierno.