Más allá de la frontera

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Susana y Paula tardan más en acostumbrarse a su nueva realidad. Susana deja de coquetear con los profesores, Nalle le ayuda a pasar sus materias y a comprender muchas cosas. Paula se la pasa llorando, camina melancólica por la fortaleza, diciéndose: la maté. En la escuela evita hablar y se aleja de Vanesa sin importar que tenga que reportarle lo que sucede en la asociación en la que participa.

Las máquinas han descartado a todas las chicas que ahí se encuentran. Enfermedades, sensualmente activas y algunas al borde de la muerte. Las cosas en la ciudad, según las IAs, son peores de lo que los chicos imaginan.

Durante 3 semanas no incluyen a nadie nuevo. Hacen sus vidas normales, la escuela e intentan no llamar la atención. Todas las tardes, Paula  va a la asociación, una casa que fue adaptada para el propósito de la fundación, tiene tres pisos, varias cuartos para las reuniones y los grupos de ayuda, una cocina adaptada para ser cafetería y un patio grande.

Un martes en la tarde noche, dos hombres llegan a la asociación donde trabaja Paula, caminan hacia la madre de la chica.

-Buenas tardes, me llamo Rogelio Yurtia y el es mi compañero, Alej Kamak -muestra una identificación-. Somos parte de la inspección anual de las asociaciones gubernamentales y no gubernamentales de la ciudad, podría hablar con su supervisor o el encargado de en turno

-Sí, por aquí -se lleva a los hombres hacia la oficina.

Paula mira a los hombres. Es extraño que adelantaran la inspección y aquellos hombres no le parecían normales.

-Azrael -dice en su mente.

-Sí, Y-3 -la voz del orbe hace eco en su cabeza-. ¿En qué puedo ayudarte?

-¿Esos hombres no te parecen extraños?

-Puedo conectarme con el audio y los ojos de la unidad A-51. Podrás ver y oír todo lo que sucede.

-De acuerdo -Paula camina hacia el baño, se encierra en uno de los cubículos y cierra los ojos-. Hazlo.

-No, ya no podemos esperar -dice Rogelio-. Ustedes saben que se encargan de la distribución de esta zona. Que lo hagan sus malditos niños, ellos aceptarían por pago una dosis o un trozo de manta.

-El acuerdo era la distribución de sus drogas aquí, a cambio de una protección y una pequeña parte.

-Las cosas son distintas. ¿No ha escuchado las noticias? Hay una disputa por el territorio y necesitamos más ganancias si quieren protección. Al menos que deseen que los ataquen.

-No puedo permitir tanto movimiento. O les pago a ustedes, a la alcaldía o los verdaderos inspectores. No tenemos tantos fondos.

-Entonces resuélvalo o... bueno...  -camina hacia la puerta- esa hija suya se vería bien en uno de nuestros clubes. No creo que quiera repetir lo mismo que te hizo tu padre -cierra la puerta de un golpe.

Paula se limpia las lágrimas. Sale y se posa en un lavadero.

-Y-3, tus signos cardíacos están altos, ¿te encuentras bien?

-Sí, sólo necesito... un minuto -respira hondo-. Azrael... ¿se podrían encargar de ellos?

-Ya nos estamos encargando de eso.

-Pensé que ibas a decir que no.

-Acaba de amenazar a un miembro del rebaño. Y una guerra entre grupos delictivos, ocasionaría uno de los casos. No podemos permitir eso.

-Una pregunta Azrael -Paula se mira al espejo-. Si quisiera hacer algo...

-No debes llamar la atención -responde-. Ni usar a tu madre u otro individuo. Cualquier cosa que provoque la investigación de un curioso, destruirá nuestra operación.

-¿Y encargarse de ellos no?

-Hay diferentes métodos para lograrlo. -Las palabras de su IA le quitan las pocas fuerza que reunió. Se mira al espejo.

Es la misma. Se siente igual, llora igual, sufre, vive y conversa como cualquier otro día. Sabe que en la noche volverá a ver su cuerpo deformarse y esa cosa desaparecer; que su madre no es más que un sustituto moviéndose con los recuerdo de lo que una vez fue.

-Azrael... ¿Desde cuándo mi madre estaba involucrada con ellos?

-Puedes ver sus recuerdos.

-Enséñamelos. Quiero saber cómo era mi madre.

Las imágenes pasan por su mente en un parpadeo. Agradece que el lavabo está frente a ella, sería demasiado difícil explicar por qué vomitó. Llora, se agarra la cabeza y revuelve su cabello frenéticamente.

-Llévame a la fortaleza. Quiero ir con Nalle -desaparece y reaparece en la habitación de Nalle.

-¿Paula? -la chica sale de la cama de un brinco y se acerca a ella-. ¿Qué sucede?

-Vi la vida de mi madre -dice, se vuelve hacia su amiga-. Me mintió todo el tiempo. Sobre el abuelo, sobre mis tíos, sobre mi padre. Soy... soy una bastarda.

-Pau, no puedes decir eso. Tú no eres...

-¡Míralo tú! -Nalle se aleja, mira a su IA, le da la orden y cierra los ojos.

-¡Santo dios! -se lleva la mano a su boca-. Tú... tú no tienes la culpa de la fam...

-Ya me dije eso. Me consolé con las idioteces que me han enseñado y que mi madre decía a las que acudían a la asociación. Intenté buscar algo, pero... sólo la encontré llorando, diciéndose que tenía que ser fuerte por mí y yo... yo la asesiné.

-No podías elegir. Lo sabes bien. Ninguna de nosotras puede desobedecer a Yoel ni él a esas cosas.  Tú no lo hiciste, fueron ellos.

-¿Y cómo puedo remediar eso? -Paula mira a Nalle-. Quería hacer una beneficencia sin ellos, ayudar realmente, pero... no puedo. Si llamo la atención, pongo en riesgo su jodida operación.

-Pau, escucha. No creas todo lo que te digan -las IAs se acercan-. Ella puede hacer su fundación - se vuelve hacia Azrael- y ayudar a la operación.

-Los casos muestran...

-No están sacando provecho de esa asociación por esos problemas. Ni una candidata en 3 semanas y parece que no habrá ninguna. No dudo que haya alguna que todavía conserve su inocencia y que le agrade a Yoel. Pero todos los que llegan ahí en busca de ayuda, sólo los hunden más. ¿Realmente quieren un sitio así para la operación?

Los orbes se miran y brillan por varios segundos. Nalle los observa acariciándole la cabeza a Paula. Azrael se vuelve hacia Paula.

-Podrás hacer tu asociación. Nos encargaremos de eso.

-Puedes quedarte aquí, Pau -le dice levantándola lentamente-. Para tranquilizarte.

-Tengo que cumplir con los deberes diarios.

-Entonces cuando acabes, vuelve. Te sentirás mejor.

-Gracias. Iré a mÍ habitación. -La chica se va.

-Quiero ver las memorias de todos -su asistente desciende hasta su rostro.

-¿Por qué?

-Sólo para comprender más a las chicas.

-¿Por qué?

-No hay nada mejor que hacer.

IncubadorasWhere stories live. Discover now