Vacaciones

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Las cosas en la fortaleza se mueven con normalidad. Las chicas, excepto por Nalle y Paulina, quienes tienen conversaciones en varias salas, y por Karina y Vanesa, que reposan en la psicina, gimnasio y en el spa, las demás permanecen en sus habitaciones. Vika, convertida antes del último día de clases, está en el grupo de Nalle, pero se niega a conversar con Paulina. Cada vez que se encuentra a la chica, escupe en el suelo y continúa su camino.

-¿Cuándo crees que se le pase el corage? -le pregunta Pau a Nalle. Se encuentran en el spa, recostada en una cama siendo masajeadas.

-¿En serio crees que alguien puede perdonar algo como esto?

-Sabes que...

-Si ese argumento fuera válido, ninguna odiaría a Yoel.

-Bueno... es... -sonríe nerviosa. Suspira y mira el suelo-. Quiero que ella por lo menos entienda.

-Ya vio que no puede desobedecer a Yoel -un androide con cuatro brazos y dos cabezas llega, comienza a masajearlas-, pero recuerda cómo la conociste: es rencorosa.

-Lo sé, lo sé. -Silencio entre las chicas. Se dejan llevar por la suaves y tibias manos del autómata-. ¿Cómo vas con Blanca?

-Sigue intentando matarse, aunque ya dejó de tratar de lastimar a Yoel. Las yagas que se le hacen... se curan tan rápido como aparecen, pero... maldición. Una vez vi el hueso.

-¿Así dejó de atacarlo?

-Sí. Lo único bueno fue que golpeó a Vanesa. Esa pelea fue... lo mejor que ha pasado.

-Sólo porque Yoel las detuvo. Quizá por la hubiera dejado inconsciente.

-Sí -se ríen-. Ojala fueramos libres.

-Nunca hubiera pasado. Ninguna de nosotras hubiera cruzado palabra, si no fuera por esta desgracia.

El androide se va. Las chicas se levantan, cubríendose con la toalla de la cama.

-¿Cambiamos de objetivos? -le pregunta Pau a Nalle-. Yo me encargo de Blanca y tú de Vika.

-Ambas te detestan, te golpearían con todo lo que tienen. Balit necesita ayuda, Susana la apoya lo mejor que puede, pero ella es... bueno, es buena chica.

-Está bien. Encargate primero de Blanca, es la más problemática de todas.

-Sí, sí, sí. -Nalle desaperece y aparece en su cuarto.

Le toma unos mintuos ponerse algo de ropa, una blusa amarilla, jeans apretados y zapatos bajos, toma una tablet sin ningún símbolo comercial y desaparece. Se tiene que lanzar hacia un lado para que la motocicleta no la mate.

-¡Estás loca! -Blanca detiene la moto, se quita el casco, baja y camina hacia la chica- ¡Te pude matar!

-¡Pues qué loca tiene una pista en su cuarto! -paradea varias veces seguidas- ¿Cómo es que?

-Quería probar los límites de este lugar. Resulta que no los tiene, o no he llegado a ellos -Blanca tiene el cabello rojo carmesí hasta los hombros. Ya no tiene las perforaciones, pero el entrecejo más marcado, tiene el enojo encajado en su rostro-. No se me ocurre qué más pedir.

El cuarto es un enorme estadio para practicar motocross o carreras con motos en pista, en vez de gradas hay baños enormes, diversos cuartos, cantinas, tiendas, armerias que producen rifles, pistolas, fusiles, y demás armas de fuego, justo a un lado se encuentra un campo de tiro; en lo más alto del lugar, el palco a la mitad de todo, con la vista perfecta de cualquier espectáculo, está el cuarto de Blanca.

IncubadorasWhere stories live. Discover now