Capítulo XII

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Mi corazón latía con desesperación y más lágrimas amenazan con salir e inundar mis ojos y mejillas en ellas, otra vez.

Sabía que no era mentira, lo tenían, lo habían secuestrado. La calle seguía desierta, por lo que pude darme mi tiempo para llorar lo más silenciosamente que pude. Sentía que me ha Ian quitado una parte de mi.

Tenía que recuperarlo, a cualquier costo.

Me sequé las lágrimas de mis mejillas y me tranquilice.

Oculté la nota en mi bolsillo y entre a la casa, ignorando a mis amigas que preguntaban si pasó algo.

Subí a mi abitación e hice algunas cosas en lo que las chicas seguían limpiando.

Debí ayudarlas, pero ésto es más importante.

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Convencí a Zelda e Impa de que me esperaran. Les dije que iría a buscar a Grahim, qué tal vez lo hayan visto por el centro.

La verdad soy pésimo mintiendo, pero la seriedad de mi rostro debió de convencerlas. Sea cual fuese la razón no insistieron.

No quería meterlas en este problema, no se lo merecían y me preocupaba lo que pudiera pasarles si las involucraba más de lo que ya estaban.

Fuera de la casa, caminé con seguridad. Estaba decidido a enfrentar a Ilian, a ese demonio sin vergüenza.

El lugar me quedaba lejos y la verdad tiempo no me sobraba.

Tomé un taxi y le dí indicaciones para que me dejara en una tienda que quedaba a unas cuadras de la mansión de Ilian.

Durante el trayecto estuve pensativo hacerca de los hechos.

Entiendo que quería vengarse de mi por lo que le había hecho, aunque era una exageración, pero, ¿secuestrar a mi novio? Eso ya era demasiado, incluso para él, tal vez.

En realidad, no lo conozco muy bien que digamos, pero la experiencia que me hizo pasar fue todo lo que necesite para saber quién era.

Entonces recordé a su padre, Demise.

Fue un gran tirano, uno de los empresarios más exitosos de todos los tiempos. A corta de edad se volvió padre y en el parto falleció su novia, dejándolo con un hijo.

Por lo que leí en los diarios, era un mal padre, incluso el mismo admitió que no quería tener un hijo, dejaba en claro que no lo quería siempre que podía.

Pero luego murió.

Fue inesperado y repentino, e Ilian termino heredando la empresa.

En fin.

Cuando llegué a la tienda, empecé a caminar con pesar hacia la mansión de ese bueno para nada. Tenía tanto miedo de lo he le fuera a hacer a Grahim, pero ¿qué más podía hacer?
No me quedaría de brazos cruzados temiendo por lo que le fuera a hacer, debía ir a buscarlo, era mi culpa después de todo.

Es por mi que está en esa horrible situación.

Luego de un par de minutos llegué a la reja de entrada. Ahí me esperaba un goron, un guardia o algo por el estilo, y me condujo hasta la entrada.

Antes de que mi mano tocara el pomo, sentí un gran dolor en la cabeza y después todo se oscureció.

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Mis párpados pesaban pero logré abrirlos de poco a poco. Mis pensamientos antes algo borrosos y oscuros se empezaban a aclarar e iluminar.

Mis ojos vagaron por todo el lugar, estaba completamente oscuro y no veía más allá de un metro. Intenté moverme pero algo me detuvo.

Sentí mis manos tras mi espalda, mis pies en el suelo, estaba sentado y atado a una silla. Demonios.

Confié demasiado en que podía llegar y negociar. Parece ser que será por las malas, malas para mí.

El golpeteo de unos zapatos llamó mi atención, aunque no podía ver, sentía la presencia de alguien más en la abitación.

–Al fin despertaste– era la voz de Ilian, como no –El profesor tenía razón, duermes demaciado, creí que, después del golpe, estarías despierto en una hora, pero ya pasaron cuatro– dijo amargamente. Mis ojos se dilataron.

¡¿Cuatro horas?!

No puede ser...

–¡¿Donde está Grahim?!– grité con ira.

–Directo al grano, pero temo que no te complaceré con esa información, antes hay algo de lo que quiero hablar.

Escuché unos leves pasos y después un click y de inmediato se encendió la luz.

Debido a este repentino cambio, cerré los ojos instantáneamente y no los abrí sino hasta que se adaptaron a la iluminación.

En cuanto recuperé mi vista pude ver, finalmente, en donde me encontraba.

Estaba en cuarto pequeño, como lo sospeché, era cuadrado y no medias más de cinco metros de largo cada pared y unos diez de alto. La silla en la que estaba se encontraba en el centro del lugar con Ilian recargado en la puerta a un par de metros enfrente de mi.

–¿Qué quieres?– pregunté, forzando inútilmente las ataduras. Ilian caminó unos pasos hacia mí y recargó ambas manos en la espalda de la silla.

–¿No es obvio?– preguntó en un susurro –Mi venganza– sonrió de forma maliciosa y me golpeó en el rostro con su puño y sentí como un poco de sangre caía de mi nariz.

Intenté devolver el golpe, pero estaba bien atado y no podía moverme, solo sentía el dolor de los puñetazos que me propinaba.

–¡Cobarde!

–Dí lo que quieras pero nadie te va a escuchar y no me interesa lo que tengas que decir– se apartó de mi y salió por la puerta, cerrándola de un portazo y echando llave.

“Como si necesitara más obstáculos” pensé.

Sentía un inmenso dolor en la cara, de seguro la tenía llena de moretones y cubierta de sangre, además, sentía el conocido sabor a metal en la boca.

Volví a intentar forzar las ataduras, pero eran demaciado fuertes.

Casi me doy por vencido, cuando recordé la razón por la que estaba ahí, por quién había ido hasta ese lugar.

Utilicé una técnica que había visto en una película y logré aflojar la cuerda que ataba mis muñecas. Con las manos libres, procedí a retirar lo demás.

Ahora estaba la puerta.

¿Cómo la abriría?

Mientras pensaba en cómo forzaría la cerradura escuché unos pasos acercarse, haciendo que mi corazón se acelerará.

Pensé a la desesperada en lo que haría a continuación cuando escuché los gritos de alguien, a quien parecía que estaban torturando.

Mi corazón se encogió.

Esa voz...

Era Grahim.

Ya volví, yeah.

Lamento la tardanza pero ya me volvió la inspiración, así que volveré a actualizar como normalmente hacía, además ya estoy de vacaciones, aunque solo por dos semanas... pero ¡hey! son dos semanas.

También, ya lo mencioné antes, pero esta historia ya está llegando a su fin, y espero que, de lo que va, les esté gustando.

;)

Con un vistazo (Ghiralink, AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora