El puño del rubio yacía a escasos centímetros de la pronunciada mandíbula del guerrero, quien tan solo irradiaba rabia pura en el par de ojos pardos que le miraban de incrédula manera.
La torre había quedado en parte destrozada y un muy molesto castaño les apuntaba a ambos con la diestra de su traje, haciéndoles recordar que apenas unos minutos atrás, les había amenazado con hacerles un bonito cambio de imagen de no detenerse y dejar de destruir su hogar.
¿Y cuál era el problema real? El tronador solo quería menguar la rabia que consumía su interior de la manera más estúpida que le vino a la cabeza, Fandral no tenía la culpa de que Loki, le hubiese dejado de aquella manera: cruel, despiadado y sin oportunidad de enmienda.
El hechicero le había dejado en claro que a quien amaba, era ese estúpido hombre a quien estaba a punto de matar, y quien pese a todo, no había puesto resistencia a él.
— Fuimos compañeros, Thor, casi hermanos... ¿Aún crees que vale la pena? — con la voz colgando de un hilo, el guerrero finalmente se había atrevido a hablar, logrando capturar la atención del dios quien sin embargo, se hubo mantenido en silencio por un largo minuto.
Un suspiro y el tronador finalmente deshizo el agarre que había impuesto en el cuerpo de su amigo. Cierto, aquello no llevaba a ningún maldito lado pero le hacía sentir demasiado bien.
— Calla, Fandral. — las palabras brotaron sin sentimiento, sin ira, algo totalmente contradictorio cuando se comparaba con el semblante que el tronador portaba por aquel instante. — Fuiste tú quien... — hizo una pausa, ¿De qué iba a culparlo? ¿De qué servía seguir tratando de repartir la carga sobre su consciencia si no le hacía sentir ni mínimamente bien? Soltó otro suspiro y terminó por girar sobre sus talones, saliendo del lugar a toda velocidad.
El guerrero simplemente se había quedado de pie, observando el cristal roto que el tronador había dejado como saldo de su huida. Claro, aquello había logrado que el dueño del lugar tan solo maldijera en voz alta, antes de comenzar a ordenar a esa voz que brotaba de la nada, que se hiciera cargo de dejar todo tal cual estaba.
En menos de cinco minutos, el rubio se hubo quedado con la soledad de su mente como única compañía, haciéndose la pregunta obligatoria acerca de lo que había hecho mal para llegar a ese punto. Bien, probablemente debía hacer el cuestionamiento inverso y tratar de averiguar cuál era la única cosa que había hecho bien. No encontrar una respuesta de manera fácil debió ser suficiente para llenar sus dudas, pero en menos de un minuto, se halló pensando en el dios pelinegro y en el papel que jugaba en todo el teatro recién montado.
Estaba seguro que Thor no hubiese actuado de esa manera sin tener motivo alguno. Aunque bueno, si bien el tronador era bastante impulsivo, en los últimos días había mostrado más quietud de la que alguna vez hubo demostrado en toda su larga vida en Asgard.
— Si yo fuera tú, ya hubiese ido tras él. — la voz de Stark había sonado de la nada, logrando que los ojos pardos del asgardiano fueran a parar directo en la figura que ahora, yacía enfundada en un fino traje de color marrón.
— ¿Para qué termine de asesinarme? Me parece que aún estoy lo suficientemente cuerdo como para no hacerlo. — con media sonrisa en los labios, el rubio se hubo mantenido quieto en su posición, sin atreverse a apartar la mirada del hombre que le observaba con indiferencia desde una distancia lo suficientemente prudente.
— ¿De verdad ustedes no ven un poco más allá de su nariz? A mi parece que ricitos sabe algo que tú ignoras, y casi puedo apostar mi torre, que tiene que ver con nuestro asgardiano menos favorito. — rodó los ojos con fastidio mientras con el calzado, hacía un pedazo de escombro a un lado.
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A Broken God | Thorki, Fandroki
FanfictionEn las prisiones de Asgard se ha desarrollado una nueva historia. Loki, el príncipe caído cumple su sentencia en la oscuridad y el olvido, pero aquel guerrero que siempre ha estado prendado de la belleza de aquel dios, finalmente tiene la oportunida...