Lejos de ti

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Sus esmeraldas paseaban lentamente de un lado a otro, perdiéndose durante un segundo en la sensación de entera satisfacción que el embargaba por aquel instante. Su plan había salido a pedir de boca, la chica no había sido ninguna tonta, pero había hecho casi exactamente lo que le había pedido. Ahora los mortales no representaban absolutamente nada para él, no cuando entre sus manos volvía a ostentar de manera gloriosa aquella arma que siempre le había pertenecido.

Recordar el trato con El Otro le hizo reír por unos segundos. Era estúpido traer a su mente uno de sus fracasos, ¿Y todo por qué? Por los idiotas amigos de Thor.

Soltó un suspiro mientras ladeaba ligeramente el rostro, observando de reojo la figura del soldado que se alzaba a su lado. Por supuesto, no se había marchado de aquel lugar sin llevarse a unos cuantos de aquellos mortales. No tenía poderes (con el cetro cambiaba un poco) y no planeaba arriesgarse.

— Acaben con ellos. Liquiden a los restantes. No quiero que quede huella de nada. — la orden brotó de sus labios al segundo que su izquierda libre iba a parar directamente sobre su pequeño y apenas abultado vientre. Dio un pequeño masaje en la hinchada área y sonrió muy brevemente para sí mismo.

Cuando los soldados se pusieron de pie y marcharon lejos de su posición, el hechicero finalmente había girado sobre sus talones, dispuesto a irse del lugar sin permitir que nadie más le encontrase. Claro, su plan hubiese sido completamente perfecto de no ser por la figura que le escrutaba no muy lejos de su lugar, aquella blanquecina melena y la imponente presencia de aquel a quien alguna vez, había llamado Padre.

— ¿Sabes? No entiendo por qué estás aquí. Estoy cumpliendo mi castigo, ¿No es así? — con media sonrisa en los labios, la mirada de Loki había ido a parar de la nada hacia la figura del asgardiano.

— Evidentemente, no bajo las reglas que se te impusieron. — murmuró Odín mientras bajaba la mirada hacia el arma que Loki sostenía en la diestra. Durante dos segundos estudió la gema que yacía encerrada en la misma, antes de fijar su atención en el vientre ligeramente abultado que el dios poseía.

— Oh ¿Has venido por esto? — alzó el cetro fingiéndose sorprendido, antes de llevarse una vez más la mano libre hacia el verdadero lugar en el que el asgardiano mantenía su mirada. — ¿O por esto?

El anciano solo soltó un suspiro, optando por mirar sobre sus hombros e indicar a los soldados a sus costados que le dejaran a solas, al menos de momento.

— ¿Es todo un juego para ti, hijo? — Loki rió casi al instante ante la manera en que el viejo le había llamado, negando casi de inmediato a la par que sus dedos se aferraban con fuerza tal sobre el cetro, que sus uñas quedaron marcadas sobre la palma cerrada que le sostenía.

— ¿Hijo? Viejo, de verdad no dejas de sorprenderme. — la voz sonó con ironía. Tenía tantísimo tiempo que el pelinegro había dejado de lado la idea de ser hijo de Odín, aquello ahora solo era un pésimo recuerdo de su pasado que quería olvidar.

— Te críamos, Loki. Tu madre y yo estamos preocupados... — la risa del hechicero interrumpió las palabras del mayor, dejando que la mirada de Odín se detuviera una vez más en la figura del dios que yacía frente a él, caminando dos pasos con la única intención de darle la espalda y alejarse de él.

— ¿Cuándo dejarás de mentir, Odín? Te preocupa tu trono, te preocupa Thor, y te preocupa la criatura que llevo en mi seno. — el silencio hizo acto de presencia entre ambos, al tiempo en el que el pelinegro ladeaba ligeramente el rostro para centrar sus iris en la figura estupefacta del asgardiano.

— Él debe volver y lo sabes. — hizo una pausa y trató de mirar de manera comprensiva al ser al que alguna vez, había querido como si fuese un hijo propio. — No puede pasar más tiempo en Midgard, no puede... — de nuevo la pequeña risa del dios hizo que el asgardiano detuviera su hablar.

A Broken God | Thorki, FandrokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora