~Blanco~

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"Mi niña bella"

Bella, ella era la niña más bella que había visto en toda mi vida, o por lo menos lo era ante mis ojos, porque con tan solo una mirada había conseguido cautivar a mi corazón.

La había conocido ya hace algunos años cuando asistí junto a mi padre, comandante general de la guardia del emperador, a la que era su residencia para hacerle entrega de un pergamino que era de suma importancia y tenia como destinatario a su padre, el concejal principal del emperador, él señor Gyumaoh.

Aquel día la conversación entre mi padre y el suyo se había alargado de más, por lo que en una oportunidad el concejal nos la presentó, como su única hija y más valioso tesoro.

Y yo estuve totalmente de acuerdo.

Porque con solo verla se podía notar, ella era un verdadero tesoro, el más hermoso que jamás haya visto.

Quedé totalmente cautivado con su belleza, con su ternura, con esa inocencia que desprendía, con una sola mirada me enamoré perdidamente de esos ojos soñadores que lograban emitir un brillo que se asemejaba al de las estrellas.

Ella no habló, no dijo nada, tan solo dió su saludo con una reverencia y mi deseo por escuchar su voz no se cumplió. Pero logré conformarme con aquella armonía que su sola presencia causaba en mi ser, aunque de tan solo observarla mi corazón llegó a palpitar con una frecuencia acelerada, algo que nisiquiera al estar en un combate podía conseguir.

En el momento que nos retiramos, en mi pecho se formó un vacío, triste y necesitado, sentía que la necesitaba para poder respirar, y por ello rogué, le rogue al Kaio-Shin por que algún día volviera a enlazar nuestros caminos.

Cerca de las propiedades de mi familia, se encontraba un viejo lago que estaba bastante alejado del pueblo y oculto de la vista de cualquiera. El lago era pequeño y era rodeado por espesos arboles de sakura, siendo así cada vez que éstos florecian en la primavera se pudiera apreciar un hermoso espectáculo con sus flores.

Mi trabajo continuamente estaba lleno de estrés y ese lugar siempre me era relajante y tranquilo, y el hecho de que nadie nunca fuera allí lo hacía aún mejor. Siempre que podía iba para despejar mi mente, aunque desde ése día en que la conocí a ella su precioso rostro era el único ocupante en mis pensamientos.

Y un día en particular que me había propuesto ir allí para descansar, la vi, no me cabía la menor duda de que era ella. Se encontraba bajo un árbol que aún no había florecido por completo y noté, con agrado, que aún no se percataba de mi presencia por estar observando una flor que crecía junto al árbol.

En ese momento, sonreí, mis plegarias habían sido escuchadas y mi corazón nunca había sido más dichoso.

Tomé una respiración profunda reuniendo en mi todo el valor que como guerrero me precedía, y con todos los modales que mis padres me habían inculcado, me acerqué y formalmente le saludé. Al comienzo se sobresaltó y luego de reconocerme se calmo y tímida, hizo una reverencia y respondió a mi saludo.

Por un micro segundo me asusté, porque mi corazón comenzó a palpitar de una manera que no creí pudiera ser normal con tan sólo escuchar el precioso sonido de su voz, tierna, suave... melódica.

Inmediatamente ella tuvo la intención de irse, pero por supuesto eso era algo que yo no podía permitir. Con suavidad y educación le pedí por favor no se fuera y se quedara a hacerme compañía aunque fuera solo unos minutos.

One-Shots. © ~Gochi~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora