[Newtina]; Insoportable.

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Esos ojos, la mueca de sus labios, el jugar de sus manos. Sí, estaba molesta y quien sabe que cosas pasaban por su cabeza, de seguro ya planeaba una discusión en la que ella volvía a triunfar. 

¿Entender?, ¿que debía entender si ella no se explicaba? .

—¿No vas a hablarme?

—Pues no.

—Acabas de hacerlo. 

Tina lo observó con notoria molestia y siguió caminando a paso rápido. En casa sí que vamos a hablar, querido. Pensó mientras apretaba sus manos en puño. 

—Cariño de verdad, ¿porque el alboroto?

Ella no respondió, seguía caminando sin siquiera voltear a verlo. Él la seguía, pisándole los talones. 

—No entiendo que hice, enserio.  –farfulló casi para sí mismo. La bruja se detuvo y él chocó con ella sin querer–  Lo siento. 

—¿Que no sabes lo que hiciste?, eres tan... –levantó sus manos echa puños y viendo como la gente miraba su berrinche decidió callar y siguió caminando. 

—Soy tan, ¿que? 

—No quiero escucharte. 

Newt se adelantó y una vez que quedó frente a ella la detuvo en seco, ella intentó rebasarlo pero el mago se movía para no dejarla pasar.

—Sal de mi camino, Newt.

—Tina, desde ayer estás así, hoy de nuevo. ¿Que ocurre?, no sé ni lo que hice, ¿te falte el respeto?, ¿te ignore sin notarlo?, ¿que hice? 

—No quiero hablar de eso, es... es estúpido.

—Nada de lo que sientas es estúpido, dime.

—Es que... es el cuarto día que vas por mi a MACUSA y no soporto que seas tan tú.

Newt arrugó el entrecejo observandola con suma atención. Tina cruzó sus brazos a la altura de su pecho con una mirada gélida impresionante.

—Lo lamento, ¿te gustaría ser más específica?

—Ay Newt, quiero llegar a casa, ¿sí?. Estoy... agotada...

Tina se abrió paso entre su novio y la gente a su alrededor, solo quería llegar a su casa. El mago se quedó de piedra. Las mujeres son difíciles, sí, pero con Tina es correr en ligas mayores.  Rápidamente le alcanzó el paso y se dedicó a caminar tras ella en silencio, velando por su seguridad. 

Newt se había encontrado fuera unos días, una carta había llegado a su localidad de Nueva York, que compartía con su novia, pedía rescate de criaturas mágicas y como es de costumbre viajó con su pequeño equipo para darles refugio. 

Al volver pensó que Tina estaría radiante, emocionada de verlo, incluso se imagino que tendría que olvidar varios de sus compromisos por atenderla a ella y así había sido la noche en la que llegó, los días siguientes luego de que la iba a buscar y un sin fin de brujas entrometidas y magos también se le acercaban a hacer preguntas sobre su libro ella cambió del cielo a la tierra. MACUSA ya no era el lugar seguro de antes, al menos no para él, aunque seguía sin entender el enojo de su chica. 

Una vez en casa, ella se olvidó de su abrigo y lo lanzó sobre el sofá, luego los zapatos en medio de la sala, todo lo ordenaba él, tras de ella, con su varita como de costumbre.  La vió pasar al baño y luego dirigirse hasta la cocina, ahí sería buen lugar para abordarla, porque... No le lanzaría los platos, ¿o sí?

—Cariño, ¿podemos hablar? 

Tina puso a calentar agua, después tomó una manzana y la lavó para comerla. Luego de hacer todo eso lo más lento posible y de espalda a él, volteó y levanto ambas cejas dándole una buena mascada a su fruta.

One Shot Fantastic Beast. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora