Compras Navideñas.

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—Mamá, es enserio.  –dijo el mago, mirando con reproche a su madre– Tiene miles de jueguetes mágicos y muggles, en la casa ya no caben más. 

—Ay tesoro, déjame ser abuela. 

En los brazos de Newt se encontraba su hijo, mirando maravillado los adornos navideños que brillaban por todas partes de la tienda departamental.

Tina y su suegro, un poco más allá conversaban de trabajo mientras llevaban un carrito muggle con los adornos que iban a comprar.  

—Tus documentos son perfectos, incluso ahora en tu vuelta al trabajo luego de tener a mi nieto sigues calificando con un perfecto en todas las Áreas del Departamento de Aurores, no tengo la menor duda que eres la primera en la lista para el puesto.

—La verdad, Howard, me alegra escuchar eso, me tenía bastante nerviosa el no saber de mis resultados.  

—Porpentina, eres increíble no tienes que preocuparte mayormente.  

Newt rodeó con su brazo libre a Tina mientras que con la otra sostenía al pequeño Horus. 

La Señora Scamander rodeó el brazo de su esposo, mientras miraba la linda familia que formaba su hijo Newt con su esposa e hijo, lo mejor que habían visto sus ojos. 

—Querida, ¿no te aburres escuchando las historias de Howard?  –inquirió su suegra, con deje divertido. 

—En realidad me contaba que mis exámenes han calificado para el puesto al cual postule.  –respondió ella, mientras se abrazaba al torso de su esposo y depositaba un besito en la frente de su hijo. 

—¡Hey papá!, ¿que hay de las sorpresas?  –chilló Newt, negando un poco con la cabeza.  

—No era necesario, Porpentina se encontraba nerviosa. 

La familia siguió caminando por la tienda, recorriendo con ganas cada pasillo del lugar. 

Horus iba sentado en la típica silla, detrás del carrito muggle, jugaba con unos adornos que, malcriada, su abuela le había pasado diciendo "si los rompe los pago y ya". 

Después del rato, Howard, había conseguido llevarse el carrito, junto con Horus y su esposa, según Newt era obvio, más juguetes. 

—Corazón, no los dejas ser abuelos, quieren consentirlo. 

—Lo sé, pero hay diferentes maneras de hacerlo, veo innecesario los juguetes, cielo. 

Ambos iban de la mano, mirando unos manteles al más estilo navideño. 
Tina decidió obviar aquel comentario, era verdad que la casa se hacía pequeña con todas las cosas de Horus, pero que más daba, con un simple hechizo luego podrían hacerse pequeños y guardarse en el ático (claro, el que estaba sin criaturas mágicas).  

—Mira, ¿que te parece este?. 

—Es bonito, me gusta el color crema. 

—Bien, lo llevamos. 

Desde la mañana, Tina andaba dispersa y él lo notaba, incluso había quemado las tostadas y eso en su esposa era imposible, pues, odiaba las tostadas como carbón entonces se quedaba mirándolas hasta verlas tomar un color agradable.  Pensó que podría ser lo del trabajo, ambos ahora aspiraban a más, con un bebé en casa (aunque uno no quisiera) las cosas se complicaban un poquito, así que ella hacia pruebas para puestos de mayor mando y él comenzaba la actualización de su libro, y al parecer eso no era lo que traía un poco cabizbaja a la bruja.  

Antes de que ella siguiera caminando, la tomó desde la muñeca con suavidad y se puso frente a ella.  Puso sus manos en las mejillas de la bruja y las acarició. 

One Shot Fantastic Beast. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora