Girasoles de Van Gogh [AshxEiji/BF] [HIATUS]

III. Chocolate Amargo

Disclaimer: Banana Fish pertenece a Akimi Yoshida.

Advertencias: AU ǀ Boy's Love ǀ Omegaverse ǀ Temas sexuales implícitos ǀ Posible OoC ǀ Drama ǀ Angst ǀ Lenguaje explícito ǀ Issues ǀ OC ǀ Short!fic.

Pairing: AshEi (Ash Lynx x Eiji Okumura).

N/A: Gracias por el apoyo. En verdad lo aprecio cómo no tienen idea ❤

Girasoles de Van Gogh ǀ

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III

Chocolate Amargo

La dicha en la insatisfacción

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—¿Entonces me estás diciendo que ese Eiji que tu viste es el Eiji que Sing conoce?

Ash da un trago largo a su cerveza para después asentir. Le alegra que Shorter entendiera su enredada historia a la primera y sin hacer ninguna pregunta de por medio. Eso, tomando en cuenta que tampoco es el gran relato, le hace sentir orgulloso de haber captado tantos minutos la atención del otro.

No es como si contarle a Shorter o a alguien más le ayudase en algo, es más bien el hecho de desahogarse acerca de una situación que necesita sacar. Todavía siente el mal sabor de boca que su pequeña charla con Eiji Okumura le había dejado, así que, al menos para él, no hay mejor solución que llenarse de alcohol el sistema a la vez que charla con su mejor amigo.

—Es una coincidencia enorme, ¿no crees? Es que solo piensa: al tipo lo llama un Sing y nuestro Sing conoce a un Eiji. Todo de alguna manera se relaciona. Las piezas encajan.

—O tal vez esa carrera tuya ya te ha atrofiado el cerebro y ahora en verdad te piensas que eres un hacker que trabaja para el FBI o la CIA.

—O quizá ya estoy ebrio. No descarto ninguna de las dos posibilidades.

Afuera hace un frío insoportable y necesita resguardar calor de alguna forma. Es consciente que ya se ha pasado un poco con las cervezas, pero al menos así no siente los vestigios del invierno que se avecina. Ash tiene bien claro que no es un bebedor empedernido, ni siquiera social, sus escasas borracheras se las debe a esos curiosos intentos de pseudo hibernación en los que se ve envuelto desde mediados de noviembre hasta febrero. O también cuando se deprime recordando sucesos de su opaco pasado, esos que son dignos de ser el prólogo de cualquier novela escrita por el mismísimo Hemingway.

—Si quieres puedo preguntarle a Sing —propone Shorter después de haber vaciado su propia cerveza —, ¿pero qué razón le puedo dar para justificarte? No solo puedo llegar y decirle como si nada que te quieres coger al tal Eiji.

—Yo no me quiero coger a nadie. —Se apresura a aclarar. Que sí, sabe que todas sus acciones pueden estar dando a entender esa idea, pero nunca, en verdad nunca, podría tirarse a ese tipo que de buenas a primeras se viene creyendo mejor persona que él solo por tener la cabeza llena de mierdas idealistas.

—¿Entonces por qué la insistencia? Coger es coger, Ash. Y, además, por cómo me lo estás describiendo es evidentemente tu tipo. Ya sabes: bonitos, no muy altos, cabello oscuro... algo así como Yut-Lung.

—¿Insinúas que quiero cogerme a Yut-Lung?

—Tú mismo lo has dicho.

Ash frunce el ceño mientras Shorter oculta su sonrisa de victoria tras su botella de cerveza. Esa ronda se les termina acabando en un santiamén y Shorter le hace una seña a la mesera más cercana para que les atienda. La chica, quien estaba enfocada en otra mesa, ignora a los demás clientes para acercarse a donde ellos y, como muchas omegas, se doblega ante las feromonas de un alfa para terminar obedeciendo; por el olor, Ash descubre que mucho no debe faltarle para su celo.